Los camiones de caridad de la USAID destinados a Venezuela siguen estacionados en la frontera con Colombia mientras Donald Trump, el hombre que personifica la solidaridad, amenaza al país suramericano con un ataque militar: quiere que miles de venezolanos que morirán por el impacto de bombas y balas lo hagan con el estómago lleno de galletas que no pudo vender en el mercado de los países desarrollados, quizás por utilizar semillas modificadas o porque estaban a punto de caducarse.
La Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID) fue creada en 1961 con la intención de ampliar el “Plan Marshal” a los países estratégicos del mundo, canalizando sus políticas para 1) impedir que las fuerzas comunistas, -que se fortalecieron al derrotar al fascismo en la Segunda Guerra Mundial-, tomasen el poder, y 2) abrir nuevos mercados a las empresas de EEUU. El vínculo entre la USAID y la Oficina de Seguridad Pública, entonces dirigida por el agente de la CIA Byron Engle, ha ido renovándose año tras año: en 2015 Barack Obama nombró a la directora del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Gayle Smith como la directora de la agencia.