El próximo 1 de abril se llevará a cabo una charla-debate sobre el reciente proceso de debate y aprobación de la Constitución Cubana así como sobre su contenido.
En ella participará el profesor Ernesto Domínguez López del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre EEUU de La Habana. Abordaremos la participación popular en el debate de la nueva constitución cubana, el proceso de enmiendas, el referendum y sus contenidos más interesantes.
Os esperamos a las 19,30 horas en la Sala de la Tertulia Republicana del Ateneo de Madrid en calle Prado, 21.
La escudería mediática de la contrarrevolución frustrada por la derrota sufrida con su infame campaña contra la nueva Constitución y respondiendo a orientaciones de su también frustrado y desesperado amo por el fracaso de su intento de destruir a la revolución bolivariana y chavista, ahora lanza una andanada de mentiras dirigidas a crear matrices de opinión sobre el supuesto envío de tropas cubanas a Venezuela y la presunta intención del gobierno cubano de utilizar a los colaboradores civiles que cumplen misión en esa hermana nación en hipotéticos combates en defensa de la misma.
Con las primeras ilusiones del amor aprendimos que entre el SÍ y el NO median diferencias abismales, y que estas pueden oscilar entre la felicidad y la tragedia. Luego los estudios fueron confirmándonos que esos monosílabos, que tan rotundos pueden ser en su aparente levedad, no tienen entre sí más parecido que el de ser breves recursos del idioma –vistos ambos aquí como adverbios–, y que, salvo en disquisiciones filosóficas y en ciertos absurdos, son irreconciliables.
Pero ahora, precisamente ahora, aparece una curiosa tendencia a sostener que el SÍ y el NO pueden hasta intercambiarse. Y ocurre que tan peregrino criterio no se lanza en un sentido general más o menos abstracto, sino con respecto al referendo que para el pueblo cubano será otra manera digna de honrar el significado histórico y moral del 24 de febrero.
Ya Fidel lo dijo de una manera similar al título de este trabajo en su Manifiesto al Pueblo de Cuba, el 17 de junio de 2007: «Les aseguro que no tendrán jamás a Cuba».
Dirigiéndose al segundo presidente Bush y a sus planes guerreristas e intervencionistas de aquel entonces con respecto a Cuba. Finalizó Fidel aquel documento con la aseveración: «Les aseguro que no tendrán jamás a Cuba». Unas líneas antes escribió: «Pronto se cumplirá un año desde que enfermé, y cuando estaba entre la vida y la muerte, expresé en la Proclama del 31 de julio del 2006: “No albergo la menor duda de que nuestro pueblo y nuestra Revolución lucharán hasta la última gota de sangre”».
Doce años después, un nuevo gobierno en Washington retoma las siempre presentes ansias de dominio imperial y arremete con todo su poderío contra los procesos revolucionarios en Venezuela y Cuba.
En cuanto a Cuba, múltiples son las amenazantes declaraciones de los principales actores contrarrevolucionarios en Estados Unidos confabulados bajo la coordinación del perverso de John Bolton, quien nació para hacer el mal, y ahora ocupa el principal puesto de Asesor de Seguridad Nacional del presidente Trump.
Previo al día internacional de los derechos humanos empresas mediáticas capitalistas de conjunto con sectores derechistas y anticubanos, intentan manipular o demeritar los logros que ha alcanzado la Revolución Cubana.
El objetivo, uno solo, construir falsas noticias que tributen a campañas donde los “afectados” son realmente mercenarios que sirven a los intereses de Estados Unidos. Una historia replicada una y otra vez sin repercusión alguna, pues cubanas y cubanos disfrutan de numerosos derechos en un país que se encuentra en actual proceso de transformaciones en bienestar de sus ciudadanos.
Pero regresemos algunos meses en el tiempo para comprobar cómo a lo largo de estos últimos 365 días, Estados Unidos, sus aliados y la construida “oposición cubana” han tratado de aprovechar eventos internacionales o regionales para invisibilizar las verdaderas razones que tiene Cuba como país garante de los derechos humanos.
Con Almagro no hay sorpresas
La tarde de la entrevista, diluvió en La Habana. Hasta en la salita anexa a sus oficinas en el Palacio de la Revolución, donde se improvisó el set, los truenos y el resplandor de las descargas eléctricas se sentían con tal intensidad, que por momentos su voz se hizo imperceptible y temimos lo peor: que los micrófonos no captaran las respuestas y tuviéramos que suspender el encuentro más esperado por nuestro equipo desde que surgió el espacio “En persona”.
Por suerte, la tormenta se desató cuando ya había avanzado el diálogo hasta el punto de romper el mito de que “Ramiro Valdés no da entrevistas.”
Ramiro Valdés Menéndez y Arleen Rodríguez Derivet en entrevista para la Mesa Redonda. Foto: Tomada de la transmisión de TV
Inmediatamente después del discurso del Presidente cubano Raúl Castro el pasado 21 de diciembre ante la Asamblea Nacional, medios de comunicación del mundo entero convirtieron unánimemente en noticia algo que no lo era: “En 2018 Cuba tendrá un nuevo Presidente”.
No hay novedad alguna. Reiteradamente, desde su asunción como Presidente del Estado y el Gobierno, Raúl ha venido repitiendo su intención de limitarse en las responsabilidades que ocupa a los dos mandatos que propuso para los principales cargos del país, y él fue electo como Presidente los Consejos de Estado y de Ministros en 2008. Pero como antes sucedió con Fidel, se insiste en construir una expectativa que ate la supervivencia de la Revolución cubana a la permanencia en el poder de miembros de la generación que protagonizó su triunfo. Sólo hay que conocer lo sucedido con otros plazos (fin de la URSS, salida de Fidel de la dirección del país…) para suponer con bastante exactitud que esta vez los anunciantes de la debacle volverán a tener que esperar.
Eso no significa que no existan desafíos para la continuidad de la Revolución, e incluso que estos no hayan sido tratados en el mismo discurso donde la gran prensa internacional encontró su titular. Hay un Rubicón cubano pero es otro, consiste en poner en su lugar la relación entre el aporte a la sociedad y la retribución que por ello se recibe, resumido por Raúl en ese discurso como poner de pie
“la injusta pirámide invertida, donde a mayor responsabilidad se recibe una menor retribución y no todos los ciudadanos aptos se sienten motivados a trabajar legalmente, al tiempo que se desestimula la promoción a cargos superiores de los mejores y más capacitados trabajadores y cuadros, algunos de los cuales emigran al sector no estatal.”
EFE.- Cuba ha anunciado la convocatoria de elecciones generales para el 11 de marzo, en que se votará a los diputados de la nueva Asamblea Nacional (parlamento unicameral), encargados de elegir en abril los principales cargos del próximo gobierno y al presidente o presidenta del país.
El mismo día tendrán lugar también los comicios a nivel provincial, en los que se votará a los delegados a las Asambleas provinciales del Poder Popular (parlamentos regionales), ha anunciado el Consejo de Estado este sábado en una nota oficial publicada en el diario Granma.
El Consejo de Estado también ha fijado para el 21 de enero la reunión extraordinaria en las Asambleas municipales del Poder Popular (ente semejante a un Ayuntamiento) para que nominen entre sus delegados (concejales) a los candidatos a delegados provinciales y a diputados nacionales.
Desde el pasado viernes y hasta el 14 de enero, los 12.515 concejales elegidos en los comicios municipales del 26 de noviembre serán consultados sobre las propuestas de «precandidatos» a delegados provinciales y diputados por sus respectivos territorios, unas listas que han sido elaboradas por las comisiones de candidaturas.
En las listas hay propuestos 12.640 potenciales candidatos que fueron, a su vez, seleccionados en reuniones de las organizaciones de masas del país, todas oficialistas. La Ley Electoral cubana establece que hasta el 50% de los diputados nacionales pueden ser elegidos de entre los delegados municipales y provinciales, mientras que el resto los proponen las organizaciones sociales.
Hoy la Universidad de La Habana está más acerca de sus 300 años, “la cuasi tricentenaria”, el alma mater de las universidades cubanas se viste de tradición y modernidad.
La casa de altos estudios, por donde “pasan la historia de la nación y el camino de la independencia”, dedica su aniversario 290 a Fidel, quien además de haberse formado en sus aulas, como otros ilustres, reconoció que allí se hizo revolucionario.
El líder histórico de la Revolución Cubana, al referirse a sus años de estudiante cuando se cumplía medio siglo de su ingreso a la Facultad de Derecho expresó: “Fue un privilegio ingresar en esta universidad también, sin duda, porque aquí aprendí mucho, y porque aquí aprendí quizás las mejores cosas de mi vida; porque aquí descubrí las mejores ideas de nuestra época y de nuestros tiempos, porque aquí me hice revolucionario, porque aquí me hice martiano y porque aquí me hice socialista”.
Fidel durante su intervención en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 17 de noviembre de 2005. Foto: Ángel González Baldrich
Todavía retumban en las paredes del Aula Magna sus palabras ante los ojos encandilados de los jóvenes que lo escuchaban, cuando alertó sobre los problemas más acuciantes de Cuba y el mundo, los de ayer y los de hoy, como el visionario que, según sabemos, acostumbra a situar el dedo en el futuro y en ese viaje de ida y vuelta, regresa a contarlo con lujos y detalles.
“…no era, por cierto, la universidad de los humildes; era la universidad de las capas medias de la población, era la universidad de los ricos del país, aunque muchos jóvenes solían estar por encima de las ideas de su clase y muchos de ellos eran capaces de luchar, y así lucharon a lo largo de la historia de Cuba”.
También pudiéramos rescatar algunas de sus ideas sobre la necesidad de la crítica y la autocrítica, la batalla contra los vicios, el delito y las ilegalidades: “el primer deber de un revolucionario es ser sumamente severo consigo mismo… Si vamos a dar la batalla hay que usar proyectiles de más calibre, hay que ir a la crítica y autocrítica en el aula, en el núcleo y después fuera del núcleo, después en el municipio y después en el país”.
Sin embargo, es probablemente una de sus más realistas reflexiones de ese día la que vino acompañada del análisis hacia la conceptualización del socialismo “entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo”.
“¿Es que las revoluciones están llamadas a derrumbarse, o es que los hombres pueden hacer que las revoluciones se derrumben? ¿Pueden o no impedir los hombres, puede o no impedir la sociedad que las revoluciones se derrumben? (…) Esta Revolución puede destruirse… nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”, fueron las reflexiones a las que invitó Fidel ante el auditorio, y son las mismas que todavía hoy —y más que nunca hoy— deben plantearse los jóvenes.