La Unctad advierte sobre “riesgos e incertidumbres crecientes” en el transporte marítimo e “impresionantes” repuntes en las tarifas, con repercusiones más negativas para pequeñas naciones insulares y países menos adelantados. Foto: ONU Noticias.
Si se mantiene la tendencia alcista en las tarifas del transporte marítimo mundial, aumentarán “considerablemente” los costos de las importaciones y los precios al consumidor, señala un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Según el organismo de la Asamblea General de la ONU, si las tarifas de los fletes de los contenedores continúan sus altos niveles actuales, se prevé que los precios al consumidor mundiales sean un 1.5% más altos de lo esperado en 2023. El aumento llegaría al 7.5% en las pequeñas naciones insulares y al 2.2% en los países menos adelantados.
El Informe sobre el Transporte Marítimo 2021 de la Unctad pronostica que los precios de las importaciones aumentarán un 11% como promedio debido a la subida de los fletes, pero las naciones insulares, que dependen principalmente del transporte marítimo, podrían sufrir incrementos de hasta el 24%.
La Unctad afirma que la pandemia puso de manifiesto y amplió los problemas que ya existían en el sector del transporte marítimo, especialmente la escasez de mano de obra y las necesidades de infraestructura.
Sin embargo, el impacto de la pandemia de la COVID-19 en los volúmenes de comercio marítimo en 2020 fue menos grave de lo que se esperaba inicialmente. El comercio marítimo se contrajo inicialmente un 3.8% en 2020, reflejando un choque inicial, pero se recuperó posteriormente y se prevé un aumento de 4.3% en 2021.
Sobre este tema, la Unctad señala que, aun con esos resultados, los “efectos secundarios serán de gran alcance y podrían transformar el transporte marítimo”. Aunque las perspectivas a mediano plazo siguen siendo positivas, advierte que están sujetas a “riesgos e incertidumbres crecientes”.
Pese a una “incipiente” recuperación, el análisis de la Unctad esboza un panorama de “presiones sin precedentes” en las cadenas de suministro mundiales, unidas a “impresionantes repuntes en las tarifas de los fletes”, y con próximas e importantes alzas de precios para los consumidores y los importadores.
La secretaria general de l organismo, Rebeca Grynspan, destacó que la recuperación a largo plazo del sector “dependerá de la trayectoria de la pandemia y, en gran medida, de que seamos capaces de mitigar los factores adversos y de que las vacunas se desplieguen por todo el mundo”.
El informe también indica que los “cuellos de botella” ocasionados en la cadena de suministro obstaculizaron la recuperación económica, ya que el repunte del comercio se encontró con problemas logísticos derivados de la pandemia, tales como “la escasez de equipos y contenedores, servicios menos seguros, puertos congestionados y mayores retrasos y tiempos de espera”.
Al mismo tiempo, el sector se prepara para la adaptación y la resiliencia climática, así como para la urgente necesidad de descarbonizar y encontrar combustibles alternativos que reduzcan las emisiones de carbono, lo que inevitablemente tendrá un coste para la industria.
“De cara al futuro, la Unctad afirma que la recuperación socioeconómica mundial dependerá de un transporte marítimo inteligente, resistente y sostenible y de un amplio esfuerzo de vacunación mundial, en el que los países en desarrollo tengan un acceso más justo a las vacunas”, señala el informe.
La ONU advierte que el mundo afronta el mayor nivel de riesgo nuclear en casi cuatro décadas
El secretario general de la ONU, António Guterres, llamó este domingo a la eliminación de los arsenales nucleares y advirtió que el mundo afronta el mayor nivel de riesgo nuclear en casi cuatro décadas, con cerca de 14.000 armas nucleares almacenadas en todo el mundo que se activan con solo pulsar un botón.
Guterres hizo este llamamiento en el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares y recordó que ya en la primera resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU, en 1946, se reflejaba la voluntad de «eliminar las armas atómicas de los armamentos nacionales, así como todas las demás armas capaces de causar destrucción colectiva de importancia».
«Setenta y seis años después, no hemos logrado aún los objetivos de esa resolución», se lamentó Guterres en un mensaje en el que advierte de que «nos enfrentamos al mayor nivel de riesgo nuclear en casi cuatro décadas».
Añade que «hay cerca de 14.000 armas nucleares almacenadas en todo el mundo» y «solo hace falta pulsar un botón para que cientos de ellas sean lanzadas».
Si bien es cierto que el número total de este tipo de armas ha disminuido durante décadas, a Guterres le preocupa que «los Estados están mejorando cualitativamente sus arsenales», y están dando señales «de una nueva carrera de armamentos».
«Estas armas no son un problema del pasado. Hoy día siguen constituyendo una amenaza. A pesar de nuestros progresos, la humanidad sigue estando inaceptablemente cerca de una aniquilación nuclear», advirtió.
No obstante, Guterres admitió que también hay motivos para la esperanza, como la reciente decisión de Rusia y Estados Unidos de prorrogar el Nuevo Tratado START, que limita el número de armas estratégicas entre ambos países, así como la voluntad de entablar un diálogo.
Otro motivo de esperanza es la entrada en vigor en enero del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. «La responsabilidad de aprovechar esos avances recae ahora en los Estados Miembros. La Conferencia de las Partes encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares ofrece una oportunidad para que todos los países tomen medidas prácticas para prevenir el uso de estas armas, y eliminarlas, de una vez por todas», insistió Guterres.
Para el titular de la ONU, no se puede seguir permitiendo que la sombra del conflicto nuclear empañe los esfuerzos por impulsar el desarrollo, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y acabar con la pandemia de Covid-19.
«Es el momento de terminar con esta lacra para siempre, de eliminar las armas nucleares de nuestro mundo e iniciar a una nueva era de diálogo, confianza y paz para todos», concluyó.
Intervención de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, desde el Palacio de la Revolución, el 23 de septiembre de 2021, “Año 63 de la Revolución”.Señor Secretario General:
Señor Presidente:
Vengo a hablar en nombre de un pueblo al que se ha pretendido rendir por hambre durante más de seis décadas.
En abril de 1960, en un Memorando infame y secreto por mucho tiempo, un oscuro funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de nombre Lester Mallory, escribió los fundamentos de la política de bloqueo a Cuba, orientada a “…provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Han pasado 61 años y ese bloqueo impuesto para provocar hambre y desesperación, no solo se mantiene, sino que se ha recrudecido, de manera oportunista, en tiempos de pandemia.
Las pérdidas ocasionadas al país, tan solo en el periodo de abril de 2019 a diciembre de 2020, ascienden a un total de 9 157,2 millones de dólares, reflejo del carácter genocida de una política declarada de rendirnos por hambre.
A pesar de los obstáculos, el Gobierno cubano, con extraordinarios esfuerzos y pese a carencias y dificultades, garantiza el derecho universal a la alimentación a través de la canasta básica familiar normada, que reciben todos los cubanos y cubanas, y que incluye 19 productos alimenticios de primera necesidad a precios asequibles.
Adicionalmente, se avanza en la implementación del Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, enfocado en disminuir la dependencia de las importaciones, potenciar la capacidad productiva, el uso de la ciencia, la tecnología y la innovación, y desarrollar sistemas alimentarios eficientes y sostenibles a nivel local.
Cuba agradece la contribución que en este proceso ha recibido de agencias especializadas de las Naciones Unidas, pero no ignora que las condiciones imperantes en el mundo actual afectan sensiblemente la alimentación de millones de seres humanos.
La causa es estructural. La persistencia de un injusto orden internacional, décadas de dominación imperialista, de aplicación de un neoliberalismo salvaje, de proteccionismo y dependencia económica producto de siglos de colonialismo y neocolonialismo constituyen causas raigales del subdesarrollo que favorecen la pobreza extrema y con ella el hambre y la exclusión que sufren las grandes mayorías.
Este escenario se complejiza para aquellos países en desarrollo que cargan con el peso de una deuda externa pagada ya mil veces.
Algunos, al igual que Cuba, sufren además la aplicación de medidas coercitivas unilaterales, violatorias del Derecho Internacional, que obstaculizan su legítimo derecho al desarrollo.
Excelencias:
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, en 2020, entre 720 y 811 millones de personas padecieron hambre.
Más de 2 300 millones, el 30 % de la población mundial, carecieron de acceso a alimentos adecuados y persistió la malnutrición en todas sus formas, amenazando el cumplimiento del Objetivo 2 de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero para 2030.
La única solución a ese doloroso drama humano es transformar de manera urgente, radical y sostenida los irracionales e insostenibles patrones de producción y consumo del capitalismo que están destruyendo el medio ambiente y la biodiversidad, solucionar el problema de la deuda externa y otorgar un trato comercial especial y diferenciado a los países en desarrollo.
Las naciones industrializadas deben y pueden asumir su responsabilidad histórica y atender con urgencia los nocivos efectos del cambio climático, que están impactando también en la disponibilidad, el acceso, la calidad y estabilidad de los alimentos.
Para comenzar, bastaría con que cumplan sus compromisos de financiación para el desarrollo y cooperación internacional.
No es posible olvidar la advertencia que hace 25 años lanzó el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en la Cumbre sobre la Alimentación en Roma, y cito: “Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera si no quiso, no supo o no pudo ser suficientemente sabia para salvarse a sí misma”.
En nombre de mi pueblo, castigado vilmente por un gobierno ajeno que no ha podido someterlo, reitero aquella advertencia con la gravedad y la urgencia que le imponen los 25 años transcurridos.
Intervención de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en el Debate General del 76 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, desde el Palacio de la Revolución, 23 de septiembre de 2021, “Año 63 de la Revolución”.
Señor Secretario General;
Señor Presidente:
Vivimos tiempos inciertos. Bajo el impacto demoledor de una pandemia que ha agudizado las inequidades estructurales y la crisis global, el papel del multilateralismo y el de las Naciones Unidas resultan cada vez más importantes. Y la cooperación internacional ha sido insuficiente.
La aplicación de recetas neoliberales durante décadas ha reducido las capacidades de los Estados para atender las necesidades de sus poblaciones.
Los más vulnerables han quedado desprotegidos, mientras las naciones ricas, las élites y las transnacionales farmacéuticas incrementan sus beneficios.
Unir esfuerzos y voluntades por el bien de la humanidad, hoy no solo resulta urgente. Es moralmente impostergable.
Más de 4,5 millones de personas han muerto por causa de la pandemia que ha empeorado las condiciones de vida en el planeta. Sus secuelas e impacto en todas las sociedades hoy resultan incalculables, pero ya se sabe que no serán efímeros.
Lo afirma el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2021, en tanto la Organización Internacional del Trabajo prevé que en 2022 existan en el mundo 205 millones de personas desempleadas.
A la vista de todos, ya está seriamente comprometido el Objetivo de Desarrollo Sostenible de erradicar la pobreza para 2030, fecha para la que se proyecta una tasa de pobreza mundial del 7 %, es decir, alrededor de 600 millones de personas.
En este desolador contexto, las vacunas contra la COVID-19 fueron la esperanza. Más de 5 000 millones de dosis habían sido administradas globalmente en agosto de 2021; sin embargo, más del 80 % de ellas se aplicó en países de ingresos medios o altos, cuyas poblaciones representan mucho menos de la mitad de los habitantes del planeta.
Cientos de millones de personas en países de bajos ingresos aún esperan su primera dosis y no pueden estimar siquiera si alguna vez la recibirán.
Mientras esto sucede, resulta inconcebible que en 2020 el gasto militar mundial fue de casi 2 billones de dólares estadounidenses. ¿Cuántas vidas se habrían salvado si esos recursos se hubieran destinado a la salud o a la producción y distribución de vacunas?
Las posibles respuestas a esa pregunta pasan por un cambio de paradigma y por transformar un orden internacional profundamente desigual y antidemocrático, que antepone el egoísmo y los intereses mezquinos de una minoría a las legítimas aspiraciones de millones de seres humanos.
No nos cansaremos de repetir que deben cesar el despilfarro de los recursos naturales y los irracionales patrones de producción y consumo del capitalismo, depredadores del medio ambiente y causantes del cambio climático que amenaza la existencia de la especie humana.
El esfuerzo debe ser colectivo, pero los países desarrollados tienen la obligación moral de asumir la más alta responsabilidad por ser los principales causantes de la situación actual y disponer de los recursos para ello.
Hay que luchar porque prevalezcan la solidaridad, la cooperación y el respeto mutuo si se quiere dar una respuesta efectiva a las necesidades y anhelos de todos los pueblos, y preservar lo más valioso: la vida y la dignidad humanas.
Nuestros pueblos tienen derecho a vivir en paz y seguridad, al desarrollo, al bienestar y la justicia social. Una Organización de Naciones Unidas revitalizada, democratizada y fortalecida está llamada a desempeñar un papel central en este esfuerzo.
Señor Presidente:
Bajo el liderazgo y con la instigación permanente de los Estados Unidos se está promoviendo un peligroso cisma internacional.
Con el pernicioso uso y abuso de las medidas de coerción económica, devenido en instrumento central de la política exterior de los Estados Unidos, el gobierno de ese país amenaza, extorsiona y presiona a Estados soberanos para que se pronuncien y actúen contra aquellos que identifica como adversarios.
Exige a sus aliados construir coaliciones para derrocar gobiernos legítimos, incumplir compromisos comerciales, abandonar y prohibir determinadas tecnologías, y aplicar medidas judiciales injustificadas contra ciudadanos de los países que no se les someten.
Suele usar el término «comunidad internacional» para definir al pequeño grupo de gobiernos que acompaña, sin cuestionar jamás, la voluntad de Washington. El resto de los países, la inmensa mayoría de esta organización, parece que no tenemos cabida en la definición de «comunidad internacional» que preconiza Estados Unidos.
Es un comportamiento asociado a la intolerancia ideológica y cultural, con una marcada influencia racista y propósitos hegemónicos. No es posible ni aceptable que se identifique el derecho al desarrollo económico y tecnológico de una nación como una amenaza; como no es posible cuestionar el derecho de todo Estado a desarrollar el sistema político, económico, social y cultural soberanamente elegido por su pueblo.
En pocas palabras: Hoy estamos asistiendo a prácticas políticas inaceptables en el contexto internacional, que van contra el compromiso universal de defender la Carta de las Naciones Unidas, incluido el derecho soberano a la autodeterminación. Estados independientes y soberanos están siendo conducidos bajo múltiples presiones para subordinarse a la voluntad de Washington y a un orden basado en sus reglas caprichosas.
Señor Presidente:
Durante más de 60 años el gobierno de Estados Unidos no ha cesado, ni un minuto, en sus ataques contra Cuba; pero en este momento crucial y desafiante para todas las naciones, su agresividad supera los límites.
Es en ese contexto que se lanza contra nuestro país una Guerra No Convencional, a la que el gobierno estadounidense dedica, de manera pública y notoria, fondos multimillonarios, mediante campañas de manipulación y mentiras, que emplean las nuevas tecnologías de la información y otras plataformas digitales para proyectar interna y externamente una imagen absolutamente falsa de la realidad cubana, sembrar confusión, desestabilizar, desacreditar al país y justificar la doctrina de cambio de régimen.
Todo lo han hecho para borrar a la Revolución Cubana del mapa político del mundo. No aceptan alternativas al modelo que conciben para su patio trasero. Su plan es perverso e incompatible con la democracia y la libertad que preconizan.
Pero nuestros enemigos deben tener claro que no entregaremos la Patria y la Revolución que varias generaciones de patriotas nos legaron de pie. Hoy quiero reiterar, ante la respetable y real comunidad de naciones que cada año vota de forma casi unánime contra el bloqueo, lo que expresara hace unos años el General de Ejército Raúl Castro: Cuba no le teme a la mentira ni se arrodilla ante presiones, condicionamientos o imposiciones, vengan de donde vengan.
Señor Presidente:
Los colosales desafíos no nos amilanan. Seguimos creando para Cuba.
Practicamos la solidaridad desinteresada con los que necesitan de nuestro apoyo y también la recibimos agradecidos de gobiernos, pueblos, amigos y de la comunidad cubana en el exterior. Aprovecho para agradecer a todos su respaldo en esta coyuntura, que enaltece los valores de humanidad y la cooperación internacional incondicional y sin injerencia.
Al propio tiempo, en respuesta a solicitudes recibidas y guiada por su profunda vocación solidaria y humanista, Cuba ha enviado más de 4 900 colaboradores, organizados en 57 brigadas médicas, a 40 países y territorios afectados por la COVID-19.
Los consagrados trabajadores de la Salud no han descansado ni un minuto en el combate a la pandemia, fuera y dentro de Cuba.
Son los mismos que salieron a las calles a asistir al pueblo haitiano tras el devastador terremoto de hace apenas unas semanas. Los que viajan del lugar más remoto a una provincia cubana y, sin quitarse el polvo del camino, van a entregar su experticia y sus saberes a la misión de salvar vidas.
Son mucho más que héroes cotidianos, orgullo de nuestra nación y símbolo de su vocación de justicia. Decenas de personalidades y miles de personas han firmado su candidatura para el Premio Nobel de la Paz.
Igualmente, nos enorgullece la comunidad científica cubana que, en medio de enormes carencias, creó tres vacunas y dos candidatos vacunales contra la COVID-19. Ellos representan la concreción de la idea del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, quien afirmó en 1960 que el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia.
Gracias al apoyo de nuestras mujeres y hombres de ciencia y del personal de la Salud, en los primeros 10 días del presente mes se habían administrado más de 15,8 millones de dosis de las vacunas Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, y un 37,8 % de la población cubana tenían completado el esquema de vacunación.
Aspiramos a la inmunización total de la población a fines de 2021, lo que nos permitirá avanzar en la lucha contra el rebrote de la pandemia.
Señor Presidente:
Ratificamos la aspiración de total independencia para Nuestra América y de ser parte de una región latinoamericana y caribeña económica y socialmente integrada, capaz de defender el compromiso de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz frente a las pretensiones de reimponer la Doctrina Monroe y la dominación neocolonial.
Nos oponemos a los intentos de desestabilizar y subvertir el orden constitucional y la unión cívico-militar y destruir la obra iniciada por el Comandante Hugo Chávez Frías y continuada por el presidente Nicolás Maduro Moros a favor del pueblo venezolano.
Ratificamos que la República Bolivariana de Venezuela contará siempre con la solidaridad de Cuba.
Reiteramos nuestro firme respaldo al hermano pueblo nicaragüense y a su Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, dirigido por el Comandante Daniel Ortega, que defiende valiente y dignamente sus logros frente a las amenazas y acciones injerencistas del gobierno de Estados Unidos.
Acompañamos a las naciones del Caribe en su reclamo de justas reparaciones por los horrores de la esclavitud y la trata de esclavos. Apoyamos su derecho a un trato justo, especial y diferenciado, indispensable para enfrentar los retos derivados del cambio climático, los desastres naturales, el injusto sistema financiero internacional y las difíciles condiciones que impone la pandemia de la COVID-19.
Reafirmamos que el hermano pueblo de Puerto Rico debe ser libre e independiente luego de más de un siglo sometido a la dominación colonial.
Nos solidarizamos con la República Argentina en su legítimo reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Reiteramos el compromiso con la paz en Colombia. Estamos convencidos de que la solución política y el diálogo entre las partes es la vía para alcanzarla.
También demandamos el cese de la injerencia externa en Siria y el pleno respeto a su soberanía e integridad territorial, al tiempo que apoyamos la búsqueda de una solución pacífica y negociada a la situación impuesta a esa hermana nación.
Reclamamos una solución justa, amplia, integral y duradera al conflicto en el Oriente Medio, que pasa por el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos usurpados y el ejercicio del derecho inalienable del pueblo palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967, con su capital en Jerusalén Oriental.
Condenamos las medidas coercitivas unilaterales impuestas a la República Islámica de Irán.
Reafirmamos nuestra invariable solidaridad con el pueblo saharaui.
Condenamos enérgicamente las sanciones unilaterales e injustas contra la República Popular Democrática de Corea.
Reiteramos el inquebrantable respaldo al principio de Una Sola China, y nos oponemos a cualquier intento de lesionar la integridad territorial y soberanía de la República Popular China, así como a la injerencia en sus asuntos internos.
Rechazamos la intención de extender la presencia de la OTAN hasta las fronteras de Rusia, la interferencia en sus asuntos inherentes a su soberanía y la imposición de sanciones unilaterales e injustas en su contra.
Demandamos el fin de la intromisión extranjera en los asuntos internos de la República de Belarús y reiteramos la solidaridad con el presidente Alexander Lukashenko y el hermano pueblo bielorruso.
Naciones Unidas no puede ignorar la lección en Afganistán. Tuvieron que pasar dos décadas de ocupación, con un saldo de miles de muertos, 10 millones de personas desplazadas y billones de dólares en gastos, que se convierten en ganancias del complejo militar-industrial, para llegar a la conclusión de que no se puede prevenir ni combatir al terrorismo con bombas, que la ocupación solo deja destrucción, y que a ningún país le asiste el derecho de imponer su voluntad a naciones soberanas. Afganistán no es un caso aislado.
Ha quedado evidenciado que donde los Estados Unidos interviene se incrementan la inestabilidad, las muertes, el sufrimiento y quedan cicatrices perdurables.
Señor Presidente:
Ratificamos la determinación de Cuba de continuar exponiendo con claridad sus verdades, por mucho que molesten a algunos; de defender principios y valores en los que creemos, de acompañar las causas justas, de enfrentar los atropellos, como hemos enfrentado a la agresión extranjera, al colonialismo, al racismo y al apartheid, y de luchar sin descanso por la mayor justicia, prosperidad y desarrollo de nuestros pueblos, que merecen un mundo mejor.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, participará este jueves vía online en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, en lo que será su cuarta intervención en el segmento de alto nivel del 76 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el cual se realiza del 20 al 27 de septiembre.
Con anterioridad Díaz-Canel participó por videoconferencia en el Momento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la reunión para conmemorar el aniversario 20 de la Declaración y el Programa de Acción de Durban, así como en el encuentro de Jefes de Estado o Gobierno de la Alianza de Pequeños Estados Insulares.
El debate general de este año centra su atención en dos temas fundamentales, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático.
En este sentido, el jefe de Estado cubano instó a las Naciones Unidas a trabajar juntos por un orden mundial más equitativo, justo y democrático en el que nadie quede atrás.
Además, abogó por un multilateralismo renovado y fortalecido, por la cooperación solidaria y la búsqueda de soluciones globales a los problemas comunes.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, participará este jueves vía online en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, en lo que será su cuarta intervención en el segmento de alto nivel del 76 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el cual se realiza del 20 al 27 de septiembre.
Con anterioridad Díaz-Canel participó por videoconferencia en el Momento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la reunión para conmemorar el aniversario 20 de la Declaración y el Programa de Acción de Durban, así como en el encuentro de Jefes de Estado o Gobierno de la Alianza de Pequeños Estados Insulares.
El debate general de este año centra su atención en dos temas fundamentales, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático.
En este sentido, el jefe de Estado cubano instó a las Naciones Unidas a trabajar juntos por un orden mundial más equitativo, justo y democrático en el que nadie quede atrás.
Además, abogó por un multilateralismo renovado y fortalecido, por la cooperación solidaria y la búsqueda de soluciones globales a los problemas comunes.
El mandatario afirmó que pese a las restricciones del bloqueo impuesto por Estados Unidos, Cuba sigue fiel a su vocación humanista.
Continuaremos promoviendo la cooperación en diversas esferas, en particular la salud, y compartiendo nuestras modestas experiencias en materia de reducción del riesgo de desastres y enfrentamiento al cambio climático, apunto
El presidente Luis Arce, en su intervención en la Asamblea General de la ONU, rechazó “el inhumano y criminal bloqueo comercial y financiero contra Cuba, que pone en riesgo la vida de más de 11 millones de ciudadanas y ciudadanos en plena pandemia”.
La autoridad, participó este jueves en el encuentro global donde se refirió a varios temas, entre ellos al cuestionamiento a las medidas unilaterales impuestas por países hegemónicos en contra del derecho a la vida, salud y alimentación de millones de personas.
“Rechazamos cualquier medida unilateral con objeto de impedir que nuestros países ejerzan su derecho a determinar libremente sus propios sistemas políticos, económicos y sociales. Una muestra clara de la aplicación de medidas unilaterales, es el inhumano y criminal bloqueo comercial y financiero contra Cuba, que pone en riesgo la vida de más de 11 millones de ciudadanas y ciudadanos en plena pandemia”, indicó.
Lamentó que, pese al rechazo generalizado al bloqueo contra Cuba por parte de la mayoría de los países integrantes de la ONU, EEUU continúe con su política de restricciones a la Isla.
“Es un crimen contra la humanidad, pero al mismo tiempo un lamentable ejemplo de cómo las decisiones de estas Asamblea son incumplidas por determinados países. Es frustrante admitir que, año tras año, pese a la virtual unanimidad mundial en la condena al bloqueo, los responsables de este crimen hagan caso omiso al clamor de la humanidad”, agregó el Presidente.
Manifestó que esas medidas unilaterales y coercitivas, son también extraterritoriales “lo que no es solamente inmoral, sino que va en contra del derecho internacional y de la propia Carta de las Naciones Unidas, debilitando el multilateralismo. Estas medidas son aún más reprochables y condenables cuando afectan de manera intencional y directa el ejercicio y disfrute de los derechos humanos. Los derechos humanos son inherentes a los seres humanos, no pueden existir dobles estándares”.
El Mandatario añadió que el acceso a vacunas, medicinas, insumos médicos y bienes esenciales como los alimentos “no pueden estar supeditado a intereses políticos, ni debe usarse el derecho a la vida o a la salud como un mecanismo político de presión en desmedro de la vida de millones de personas que dependen de ellos, mucho más en tiempos de pandemia”.JML / Agencia Boliviana de Información
‘Todos tenemos la responsabilidad de cuidarnos unos a otros’,afirmó Guterres. Foto: Prensa Latina
El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó sobre el aumento de las personas atacadas debido a su religión o creencias, y llamó a tomar acciones para detenerlo.
Un oso hormiguero ciego e indefenso huyendo de un incendio en el Amazonas. Foto: Araquém Alcântara.
“Amazonía. Mi indignación no cabe en Instagram. Mi arma es la foto. Mi oxígeno es la fotografía”, escribió Araquém Alcântara el 18 de agosto en su perfil oficial de Facebook. Junto a sus lapidarias letras dejó la imagen más dolorosa que ha captado su lente por estos días: un oso hormiguero, indefenso, huyendo de las llamas que se propagan por la Amazonía hace más de 18 días.
El texto elaborado por Bachelet privilegió a fuentes carentes de objetividad y excluyó casi en su totalidad la información oficial y elementos aportados por el Estado venezolano. Foto: Archivo.
Organizaciones sociales en Venezuela rechazan hoy el carácter discriminatorio y parcializado del informe de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos en Venezuela, Michelle Bachelet, pues, de acuerdo con las autoridades, «privilegia fuentes carentes de objetividad y excluye información oficial y elementos aportados por el Estado venezolano».
La expresidenta chilena, y actual funcionaria de la ONU, visitó la nación sudamericana del 19 al 21 de junio último, en respuesta a una invitación del presidente Nicolás Maduro. Finalizada la estancia, Naciones Unidas divulgó este jueves un documento sobre la situación de los derechos humanos en el país, que recibió 70 observaciones sobre errores de hecho por parte del Ejecutivo.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla destacó esta jornada el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a la isla, al elegirla para ocupar responsabilidades en diferentes entes del organismo internacional.
“Nuevo reconocimiento para Cuba que fue electa en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC) como miembro de la Junta Ejecutiva de UNICEF, la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos y la Comisión de Desarrollo Social”, escribió Rodríguez en su cuenta en la red social Twitter.