
–La característica más llamativa ha sido la fuerte oposición popular a los programas neoliberales de la generación anterior, y el declive de la democracia que ha funcionado asociada con ellos. En ambos partidos, el “establishment” está siendo atacado por fuerzas que resienten amargamente estas políticas, y con razón. Del lado republicano, el establishment ha sido capaz de destruir candidatos que surgieron de la base, como sucedió con Michele Bachmann, Herman Cain, Rick Santorum, y nominar a su propio hombre, Mitt Romney. Esta vez fue diferente. Ahora están atascados con un candidato que ellos mismos ven como una pesadilla. Del lado demócrata, Bernie Sanders ha tenido un éxito considerable en promover un programa al estilo del New Deal, el cual, de hecho, tiene un apoyo popular muy importante. Y, notablemente, lo ha hecho sin depender incluso de las concentraciones de poder económico privado para el financiamiento masivo que suele dominar el sistema electoral. Claramente, la clase obrera masculina blanca que apoya a Donald Trump está cometiendo un grave error.
–¿Por qué?
–Más allá de cierta retórica, las políticas que él propone son gravemente perjudiciales a los intereses de esa misma clase obrera (y más que eso incluso). Pero sus quejas son reales y comprensibles, y de forma significativa se superponen con aquellas de los diferentes sectores que están apoyando a Sanders. Hay un desarrollo de los acontecimientos similar en Europa, por razones un tanto afines. El neoliberalismo ha sido una maldición para la población en general, en todas partes; un asunto que no requiere elaboración alguna si pensamos en América Latina.
–¿Cómo se compone hoy el electorado de Trump?
–Haciendo a un lado elementos racistas, ultranacionalistas, y fundamentalistas religiosos (que no son menores), los partidarios de Trump son en su mayoría blancos de clase media-baja, de la clase trabajadora, y con menor educación, gente que ha sido dejada de lado durante los años neoliberales. Su popularidad es, en cierta medida, alimentada por el miedo arraigado y la desesperanza que pueden ser causados por un aumento alarmante en los índices de mortalidad para una generación de escasa educación. Que la mortalidad esté aumentando en estos sectores es una cuestión desconocida en las sociedades desarrolladas, y un signo de profundo malestar social. Los salarios reales de la población masculina están a nivel de la década de 1960. El crecimiento económico ha ido a los bolsillos de una pequeña minoría, que vive en un mundo diferente de la gran masa de la población. La inseguridad laboral ha aumentado y esto ha sido el fruto de una decisión consciente.