#HaemophilusInfluenzaeTipoB

Una pelea cubana exitosa para la innovación

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La vacuna Quimi-Hib contra el Haemophilus influenzae tipo B.

La vacuna Quimi-Hib contra el Haemophilus influenzae tipo B.

Recordemos que las bacterias y los hongos son seres vivos microscópicos, mientras que un virus es esencialmente una molécula o complejo de ellas, que no tiene metabolismo propio. Vive y se multiplica gracias a sus hospederos. Haemophilus influenzae es una bacteria y los síntomas de su afectación a los humanos se parecen mucho al de los catarros y gripe, a la llamada “influenza”, que son causados por virus. Por eso es una causa importante de meningitis y otras infecciones invasoras en niños menores de 5 años, cuyo sistema inmunitario no está suficientemente “entrenado” para resistir y vencer a este tipo de agresiones microbiológicas.

Muchas veces los padres no le prestan importancia en sus comienzos porque consideran que la criatura “tiene un catarrito”. La literatura científica reporta que en Cuba se tuvo un promedio anual de 59 casos entre niños menores de un año de meningoencefalitis bacteriana entre 1994 y 1998, casi toda originada por Haemophilus influenzae. En esos años se decidió proceder a la importación de una vacuna que había probado bajar drásticamente la incidencia de esta dolencia en los países más desarrollados. Efectivamente se logró una reducción de hasta el 70 % entre los menores de un año de entonces con una vacunación efectiva.

Las vacunas están integradas por moléculas o complejos de moléculas asociados con los patógenos (generadores de enfermedades) activos, pero preparados para que no puedan causar las enfermedades. Se suelen obtener desactivando a los propios patógenos. Sirven para “entrenar” a nuestros sistemas inmunitarios en la neutralización de los actores malignos. Esas sustancias que identifican a los patógenos se denominan como “antígenos”. Pueden ser carbohidratos (sacáridos) o proteínas características de su parte externa. Así, cuando los verdaderos patógenos nos invaden portando esas estructuras nanoscópicas, “extrañas” a nuestro organismo pero características del invasor, nuestras defensas las identifican pues ya las conocían gracias a la vacuna. Entonces desatamos una impresionante cadena de acciones en nuestro organismo que suele terminar destruyendo al portador de tales estructuras, que es el que provoca los síntomas. La enfermedad es vencida con nuestras propias fuerzas. Leer el resto de esta entrada »