Un agente de la seguridad del Estado cubano alertó sobre posibles provocaciones de la CIA en Ucrania, habló de los vínculos con terroristas de un senador estadounidense conocido por su posición antirrusa, y audazmente hizo una suposición sobre las verdaderas razones de la aparición del “síndrome de La Habana”
– Señor Percy, durante nuestra última entrevista usted mencionó que durante su trabajo en Cuba fue un «agente doble» suministrando desinformación a la CIA y otras «agencias de inteligencia hostiles». ¿Puede decirme qué tipo de servicios especiales eran?
No puedo contarlo todo, no tengo permitido hacerlo. Solo le diré que tuve contactos con posibles agentes de la inteligencia israelí Mossad. Eran empleados de las embajadas de varios países árabes; su estilo de trabajo y métodos de reclutamiento de agentes coincidían con los utilizados por este servicio de inteligencia israelí.
También llamé la atención de diplomáticos de terceros países que trabajaban para la inteligencia británica.
– En 2017, publicó un artículo en el que sugería que el llamado “Síndrome de La Habana” podría ser una operación de “bandera falsa” de la CIA contra la embajada de EE.UU. en Cuba, para complicar también las relaciones diplomáticas entre ambos países, recientemente restablecidas como «apoyar la histeria antirrusa». En enero, la CIA publicó un informe en el que reconocía que la gran mayoría de las aproximadamente 1000 personas que se pensaba que estaban afectadas por el «síndrome» sufrían estrés u otras causas naturales. ¿Cómo comenta ahora la historia del «síndrome de La Habana»?
El “Síndrome de La Habana” es una colección de síntomas neurológicos, que incluyen mareos, náuseas, dolores de cabeza y problemas de audición, informados por primera vez en noviembre de 2016 entre algunos empleados de las embajadas de EE. UU. y Canadá en La Habana y sus familias. En 2017, el presidente de EE. UU. Donald Trump culpó a Cuba de los «ataques» que provocaron estos síntomas y anunció el virtual cierre de la embajada estadounidense en la isla en los años siguientes. En años posteriores, cientos de diplomáticos, militares y funcionarios de inteligencia estadounidenses en todo el mundo experimentaron síntomas similares. Algunos políticos, funcionarios y medios de comunicación estadounidenses presentaron versiones sobre la participación de los servicios especiales rusos en supuestamente ocurrir en Cuba y otros países del mundo «ataques acústicos» o «ataques de microondas» – Ed.)
– Sin duda, los llamados «ataques acústicos» contra la embajada estadounidense fueron una operación de «bandera falsa».
Tras años de trabajo, expertos del FBI y de la propia CIA concluyeron que Cuba no tenía ni la capacidad ni la intención de realizar tales ataques.
Esto solo confirma lo que dije en 2017.
El «síndrome» se usó para azuzar la histeria -primero anticubana, luego anti rusa- inflando medios como CNN y The Washington Post para justificar el aumento de las sanciones económicas de EE.UU. contra Cuba, y luego para lanzar una campaña antirrusa en el nivel internacional.
– Pero hay personas que todavía afirman que realmente sufrieron el “síndrome de La Habana”. Y, además de los ex empleados de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, el ex oficial de la CIA Mark Polimeropoulos, quien viajó legalmente a Moscú para reunirse con colegas rusos, y ahora afirma que fue víctima de algún tipo de arma secreta que utiliza radiación de microondas, es especialmente activo, que supuestamente fue utilizado en la capital cubana. En su opinión, ¿son estas denuncias meras o estas personas fueron víctimas de acciones “bajo una bandera falsa”?
– No hay evidencia de la existencia de tal «arma de microondas». Me inclino a creer que la mayoría de los casos del «síndrome de La Habana» fueron el resultado de la histeria colectiva, inflada por los medios.
En cuanto a los síntomas difíciles de explicar en algunas de las víctimas, es posible que fueran el resultado de acciones de la CIA, pero no de «ataques acústicos».
La CIA tiene una amplia experiencia en operaciones encubiertas de manipulación mental.
Cabe recordar que en 1973, el entonces director de esta agencia de inteligencia, Richard Helms, ordenó la destrucción de información relacionada con el proyecto MK-Ultra, en el que se venía trabajando desde los años cincuenta. El proyecto constaba de unos 150 programas, incluido el estudio del uso de sustancias alucinógenas [y su manipulación], como el LSD y la hipnosis.
– El mayor escándalo sobre el «síndrome de La Habana» en Estados Unidos lo planteó el influyente senador de origen cubano Marco Rubio. Es conocido como un feroz partidario de cualquier medida anticubana, así como de su postura antirrusa. En particular, afirmó que los científicos estadounidenses que no consideran el «síndrome de La Habana» resultado de un «ataque de microondas» son agentes de influencia y están en la nómina de estados extranjeros. ¿Qué sabes de Marco Rubio?
– En un momento, Rubio fue un político «joven y prometedor» de los círculos más reaccionarios y de extrema derecha de los Estados Unidos en el Senado. Ha encabezado todas las acciones hostiles de los legisladores estadounidenses contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, utilizando sus cargos en el Comité de Inteligencia del Senado y otros subcomités para hacerlo.
En sus acciones, se guía por un engreimiento inflado y un odio desprovisto de sentido común hacia los movimientos democráticos y revolucionarios en el mundo, así como hacia los países que defienden su independencia. Por esta razón, apoyó todas las medidas anti rusas. Sus conexiones con conocidos terroristas de Miami han sido probadas.
En particular, durante muchos años abogó por la liberación anticipada del terrorista Eduardo Arozena (inmigrante cubano, miembro del grupo terrorista Omega-7; en 1982 fue condenado en Estados Unidos a dos cadenas perpetuas por el asesinato de un Diplomático cubano, bombardeos y asesinatos de emigrantes cubanos con los que discrepaba; liberado por motivos de salud en 2021 – Ed.).
Se le vio en compañía de terroristas de la Fundación Nacional Cubano Americana y otros grupos violentos. También participó en eventos organizados por la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, organización cuyos miembros participaron en la organización de actos de sabotaje y terrorismo contra Cuba.
Su riqueza proviene de «redireccionar» a su bolsillo personal parte de los fondos destinados del presupuesto federal para apoyar a la oposición cubana, por ejemplo, la organización «Mujeres de Blanco» o la disidente Rosa María Payá.
También hay rumores de que Rubio, quien siempre abogó por un completo bloqueo económico y financiero a Venezuela, recibió «comisiones» decentes por no objetar el suministro de alimentos a este país por parte de algunas empresas estadounidenses.
En cuanto a su influencia en la política estadounidense, está en declive. Creo que en las próximas elecciones corre el riesgo de perder su escaño en el parlamento.
En una entrevista publicada ayer por Sputnik, usted advirtió que la CIA podría usar una operación de bandera falsa en Ucrania para «justificar la agresión de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia». ¿Puede usted, dada su experiencia de «trabajar» con la CIA, describir posibles escenarios para tal operación?
— Creo que son posibles cuatro escenarios. Lo más probable es un ataque a las posiciones de las tropas ucranianas o asentamientos en la zona de la frontera ruso-ucraniana o la línea de contacto en el Donbass, seguido de acusaciones de agresión por parte del ejército o servicios especiales rusos. Otras dos opciones son un ataque contra la embajada de Ucrania en algún tercer país, o el asesinato de destacados políticos ucranianos o funcionarios del gobierno (en Ucrania o en el extranjero) con acusaciones posteriores contra los servicios especiales rusos. Y finalmente, el cuarto es un ataque cibernético masivo contra instalaciones gubernamentales, civiles, de transporte, financieras y de otro tipo en Ucrania.
La Doctrina Monroe emerge ante la necesidad de Estados Unidos de hallar su lugar entre el resto de las potencias mundiales. Para ello requería de una esfera de influencia propia. Como refiere el investigador Ernesto Domínguez, en su artículo El diálogo Estados Unidos-Cuba en el sistema internacional, encontró espacio natural en el continente americano (Domínguez, 2018, p. 81). Desde la premisa “América para los americanos” pretendían mantener a las naciones europeas fuera del área geográfica. En consecuencia, Cuba era concebida como un “apéndice natural” que “gravitaría” inevitablemente hacia la Unión.
En el caso de la Contención, refiere Rosa López Oceguera (2019), el alcance se extiende a Europa Occidental, donde el pujante imperio precisaba de una presencia legítima. En La máxima de alejar las pretensiones europeas del hemisferio se transforma en la “exclusión de la URSS de todo el llamado ‘mundo libre’ liderado por Estados Unidos” (pp. 211-212).
Triunfo de la Revolución cubana: Una fisura a la hegemonía imperialista
La Revolución triunfa en medio de la Guerra Fría. Ese hecho incidiría en la forma de tratar con la isla caribeña de cada una de las administraciones posteriores. Las relaciones de Cuba y Estados Unidos fueron parte activa de la dinámica, por lo cual los momentos de tensión y relajamiento no pueden leerse fuera de este contexto.
A finales de la década de 1950, los monopolios norteamericanos poseían gran parte de la banca, los servicios públicos, la tierra, las refinerías de petróleo y las industrias más importantes de la Isla. El compromiso del nuevo gobierno de revertir la deplorable situación del país inspiraba desconfianza dentro de las élites de Washington. La sucesión de medidas mostró el matiz radical del proceso. Como respuesta, la administración de D. Eisenhower definió su hostilidad hacia las transformaciones llevadas a cabo en Cuba.
Una vez tomada la decisión de eliminar al Comandante en Jefe Fidel Castro, valoran LeoGrande y Kornbluh (2014), era lógico el uso de medidas coercitivas de corte económico. En esas primeras acciones yacen las raíces del bloqueo, pilar de la política agresiva hacia La Habana por más de medio siglo. También comenzó el entrenamiento de paramilitares del “exilio histórico» y el apoyo a grupos contrarrevolucionarios en el plano interno. El 3 de enero de 1961, Eisenhower rompía de forma oficial los vínculos diplomáticos y consulares con Cuba.
Para Domínguez, es sencillo explicar la actitud hacia la Revolución, si tomamos en cuenta dos de sus implicaciones inmediatas. En primer lugar, representaba una ruptura con el sistema de dominación hemisférico establecido por EE.UU. Por otro lado, la salida de Cuba de la órbita norteña representaba una fisura para el lado capitalista, en su permanente confrontación con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Ramírez y Morales (2014) agregan que debilitó el sistema de hegemonía internacional capitalista:
al seguir la Isla a partir de entonces derroteros independientes y, por si fuera poco, socialistas, tan solo a noventa millas de distancia de la potencia del Norte. No fue casual que el caso cubano pasara a ser un problema de seguridad nacional para el imperialismo estadounidense, un desafío ideológico inadmisible frente a las posiciones hegemónicas de Washington en la región, con posibilidades de convertirse en un ejemplo a imitar por sus vecinos. (p. 4)
¿Normalización?
El temor inicial a una alianza cubano-soviética se materializa en la década de 1960. Desde entonces, la condición de una ruptura con la URSS y “dejar de exportar” la Revolución al mundo se convirtió en una constante dentro de los requisitos para cualquier intento de normalizar las relaciones con Cuba.
En primer lugar, el citado término adquiere interpretaciones diferentes para cada Estado. Por la parte antillana, apuntan Ramírez y Morales (2014), normalización significa:
el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre ambos países y la desaparición de la agresividad que ha caracterizado la política de los Estados Unidos hacia la Cuba revolucionaria; comienza por el levantamiento de lo que ha sido el núcleo duro de la política: el bloqueo económico, comercial y financiero. Normalización no significa ausencia de conflicto ideológico y de diferendo en determinadas esferas, sino la existencia de estos junto a los espacios de cooperación. (p.1)
Desde la óptica estadounidense, las bases del concepto se encuentran en una relación de subordinación y dependencia, derivada del conflicto asimétrico que ha ligado a ambas naciones a lo largo de la historia (Hernández, 2015, p.638). Tal dicotomía repercutiría de forma negativa en cada uno de las tentativas de acercamiento gubernamental.
López Oceguera, R. (2019). La conformación de la política exterior de Estados Unidos en el siglo XXI y la polarización del sistema político. Apuntes para el análisis. En E. Domínguez López y O.R. González Martín (coordinadores). Los años de Obama. Reflexiones sobre Estados Unidos en el siglo XXI (págs. 199-219). Editorial UH.
LeoGrande, W., y Kornbluh, P. (2014). Back channel to Cuba: the hidden history of negotiations between Washington and Havana. The University of North Carolina Press.
Ramírez, E., y Morales, E. (2014). De la confrontación a los intentos de “normalización”. La política de Estados Unidos hacia Cuba. Editorial de Ciencias Sociales.
El histórico revolucionario y líder cubano Fidel Castro sobrevivió a más de un intento de asesinato durante su existencia. Fidel pasó la mayor parte de su larga vida en el punto de mira, sobreviviendo a medio siglo de planes de asesinato. Pero a pesar de los intentos desesperados de sus detractores, él murió por causas naturales a los 90 años.
Los 638 intentos de asesinato, según el registro de los servicios de inteligencia cubanos, fueron planificados y llevados a cabo por el gobierno de Estados Unidos a través de la CIA, así como de los opositores cubanos y grupos mafiosos instalados en Miami, descontentos porque Castro acabó con el negocio de los famosos casinos y burdeles de La Habana tras la victoria de la revolución.
Si bien las constantes amenazas de muerte formuladas por Estados Unidos contra el líder cubano son de conocimiento público, lo que no se conocía con exactitud era la colaboración del gobierno del Reino Unido en los planes, y sin embargo, no resulta ninguna sorpresa.
Diplomáticos británicos y la CIA conversaron la «desaparición» de Fidel
Recientemente, el periodista John McEvoy publicó en el sitio web Declassified UKun artículo investigativo que muestra la participación de diplomáticos británicos en las conspiraciones anticastristas de Washington. Indica que las pruebas vienen de un documento del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, desclasificado y publicado en los Archivos Nacionales.
El documento señala al diplomático británico Thomas Brimelow y su colega Alan Clark, que en ese momento tenía un puesto en la embajada británica en La Habana. Ambos se reunieron con servicios de inteligencia estadounidenses y conversaron sobre la «desaparición» del Comandante Fidel.
El encuentro ocurrió en noviembre de 1961, cuando la embajada de Estados Unidos ya se había retirado del país insular. Brimelow y Clark estuvieron con agentes de la CIA y estos le preguntaron directamente a Clark «si la desaparición del propio Fidel Castro tendría graves repercusiones» en Cuba.
Ninguno de los dos tuvo inconveniente con la insinuación de intento de asesinato. Según las actas de Brimelow sobre la reunión, marcadas como «personales y secretas», Clark respondió a la CIA que «Raúl Castro había sido nominado como sucesor de Fidel», y que «podría conseguir ocupar el lugar de Fidel si se le concedía el tiempo adecuado».
«Si Fidel fuera asesinado, entonces era menos seguro que hubiera una toma de posesión sin problemas. El aparato [estatal], que aparentemente era lo suficientemente fuerte como para hacer frente a un cambio gradual, podría no hacer frente a una crisis repentina», dijo después con más detalle.
Para dar más contexto, McEvoy agrega que las conversaciones se dieron unos días antes de que el presidente John F. Kennedy autorizara la Operación Mangosta, cuyo objetivo era derrocar el gobierno de Fidel Castro por cualquier medio.
Brimelow y Clark fueron bien recompensados por sus tareas. Al primero le asignaron la dirección del Ministerio de Asuntos Exteriores bajo la condición de cargo vitalicio y al segundo le dieron el cargo de primer secretario de la embajada británica en Washington.
A Reino Unido le celebran sus labores en los planes de sicariato
El intercambio secreto de información entre Londres y Washington respecto al gobierno revolucionario de Cuba no quedó allí. Los documentos desclasificados indican que, en 1962, Reino Unido entregó un informe al Pentágono con numerosos bocetos del aparato militar cubano en un desfile militar realizado en La Habana.
Según un cable británico, la información provenía en gran medida en las observaciones directas del personal de la embajada de Londres: «Teníamos al embajador y al jefe de la cancillería en las gradas, a tres miembros del personal en la multitud que se alineaba en la ruta y a dos más viendo el procedimiento por televisión», señala el telegrama.
Estados Unidos se mostró satisfecho por la colaboración y expresó su gratitud a los británicos. «Esto es solo para decir lo agradecido que está el Pentágono por los excelentes informes… sobre el desfile militar. Están muy impresionados por el esfuerzo realizado y por los resultados detallados que han obtenido», dice el telegrama citado en el artículo de Declassified UK.
Al año siguiente, en marzo de 1962, el Departamento de Defensa reiteró lo agradecido que estaba por toda la información anterior sobre la situación militar en Cuba.
Unos meses después, el gobierno estadounidense compartió con Reino Unido una lista de «objetivos prioritarios» para la recolección de información militar en Cuba. Un funcionario británico que participó en una reunión secreta con el Pentágono, escribió que casi todos esos «objetivos» estaban «en el área de La Habana, y han sido seleccionados porque están casi todos en áreas que los miembros de la Embajada podrían visitar».
Este es el tipo de noticias que no ayudan en un momento en que los países que representan culturalmente a Occidente andan sermoneando y castigando sin fundamento al resto del mundo para hacer cumplir los «principios» de la democracia liberal.
Por otro lado, el papel proactivo de Gran Bretaña en uno de los seiscientos y tantos intentos fallidos de Estados Unidos para asesinar al entonces Jefe de Estado de Cuba dice mucho sobre su participación en los conflictos a escala internacional. ¿Cuántas décadas más tendremos que esperar para que documentos desclasificados confirmen tareas de sicariato político u otras conspiraciones que probablemente los británicos estén cometiendo actualmente fuera de las fronteras del Reino Unido?
La fundación Konrad Adenauer y CADAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina) van a llevar a cabo una conferencia virtual el domingo próximo, con el manido pretexto de realzar el Día del recuerdo a las víctimas del totalitarismo.
El simposio tendrá tres jornadas y será moderado por Sabrina Ajmechet, historiadora y directora académica de CADAL.
La creación de la Fuerza de tarea en internet, también conocida como Grupo operativo de internet para la subversión en Cuba permitió llevar a una nueva dimensión los ataques a la reputación de los cuadros, periodistas, artistas, y todo aquel que «ose» defender a la Revolución o no se pliegue a la campaña difamatoria. Leer el resto de esta entrada »
Cada día que transcurre en la guerra no convencional de Estados Unidos (EE. UU.) contra Venezuela, altos dirigentes de esa potencia mundial anuncian nuevas medidas coercitivas que quiebran las leyes internacionales ante la mirada perezosa de organizaciones creadas para detener el posible holocausto de ese país.
Las noticias procedentes de Washington y de países fronterizos con la nación que posee las mayores reservas de petróleo del mundo, además de oro y otros recursos naturales, indican que esta semana (aunque puede ser una noticia mentirosa de desestabilización) deberán ocurrir otro alto número de provocaciones. Este lunes, sin previo aviso y en contravención de las leyes, un grupo de testaferros ocuparon las sedes diplomáticas venezolanas en EE. UU., un suceso impermisible en el contexto mundial.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, rechazó hoy declaraciones realizadas por un general estadounidense retirado, quien manifestó la opción del asesinato del líder de Venezuela, Nicolás Maduro.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, rechazó hoy declaraciones realizadas por un general estadounidense retirado, quien manifestó la opción del asesinato del líder de Venezuela, Nicolás Maduro, para imponer el cambio de régimen en ese país.
“Alertan madres desesperadas: sus hijos que cumplen servicio militar en Cuba las llamaron para despedirse y decir que se los van a llevar para Venezuela”. Este tuit, de la ultraderechista cubana Rosa María Payá, es una mentira sin escrúpulos. Un ejemplo entre las miles de fake news que alimentan, estos días, uno de los mensajes centrales de la guerra psicológica del Departamento de Estado y la CIA contra Venezuela: la supuesta injerencia militar de Cuba.
Las acciones de Estados Unidos para recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba al amparo de la Ley Helms-Burton tienen como contraparte en la Isla un muro jurídico desde la aprobación de la legislación anticubana hace 23 años.
A principios de marzo, como un nuevo paso en su política agresiva hacia la nación caribeña, el gobierno de Estados Unidos autorizó, a partir del 19 del propio mes, las demandas en tribunales norteamericanos contra entidades cubanas, más de 200, incluidas en una lista unilateral derivada de sanciones para asfixiar a la economía de la mayor de las Antillas.
Me entero por la Internet que el periódico La Nación de Costa Rica, tiene entre sus filas como publicista a Carlos Alberto Montaner, agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos que, un domingo sí y otro también, derrama bilis contra Cuba y Venezuela. Ignoro si en el pasado ese diario tuvo algún prestigio que no sea el comercial, pero lo que es el presente, no sólo es vergonzoso sino patético; Montaner es el columnista calumniador.