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Avanza megaproyecto para el trasvase entre los ríos Toa y Yateras y el valle de Guantánamo

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El Trasvase Norte-Sur, megaproyecto hidráulico para trasladar agua por gravedad desde los ríos Toa y Yateras hacia el valle de Guantánamo, avanza en su ejecución a pesar de las limitaciones con recursos, incluidos cemento, áridos, combustible, lubricante y equipamiento.

Según un reporte del periódico provincial Venceremos, el avance es apreciable en lo logrado hasta la fecha y lo avalan el contratista, la Unidad Empresarial de Base Norte-Sur Trasvase, y el constructor, la Unidad Básica Construcción de Obras Trasvases.

Sin precedente en Guantánamo por su complejidad constructiva, está previsto que el proyecto sea ejecutado en cuatro etapas de cinco años cada una.

Su objetivo es garantizar agua de calidad y abasto seguro a más de 294 000 habitantes, a numerosas instalaciones económico-sociales y para el riego de unas 28 000 hectáreas agrícolas y de caña, para lo cual aprovechará también la infraestructura hidráulica existente en los ríos Guaso, Jaibo y Guantánamo.

Habitantes de la ciudad cabecera provincial, así como de los poblados y las comunidades de Manuel Tames, Ciro Frías, Héctor Infante, Honduras, Jamaica, Casimba, El Sigual, entre otras, estarán entre los favorecidos por un agua cualitativamente superior y con mayor estabilidad.

Según estimados, el trasvase aportará anualmente 230 millones de metros cúbicos de agua, propiciará el aprovechamiento acuícola con la cría de peces en sus diques y ahorrará miles de toneladas de combustible.

Igualmente, posibilitará dejar de emitir a la atmósfera miles de toneladas de CO2 y generará alrededor de 27 000 empleos.

En su concepción general, este gigantesco proyecto hidráulico abarca el Trasvase Sabanalamar-Pozo Azul, en explotación desde hace 12 años en el valle de Caujerí.

Iniciada en 2020, en pleno auge de la pandemia de covid, con pocos trabajadores y actividades limitadas, la obra ingeniera cerró 2022 con el montaje y prueba de la central hormigonera, fundamental para garantizar los grandes volúmenes de mezcla demandados en las fundiciones, el revestimiento de los taludes de los portales de entrada y salida de los túneles (calicatas) y el de esas galerías, entre otras obras.

Orlando Hernández Carralero, director de la Unidad Básica Construcción de Obras Trasvases, explico que, aunque pasó el examen de producción, en la planta, con capacidad para elaborar 400 metros cúbicos de hormigón en ocho horas, restan por ser concluidos el local para el almacenamiento de los diferentes tipos de áridos, el muro de protección de las tolvas y la ranfla de acceso, donde se cargarán los camiones.

Agregó que ya dejaron listos para su revestimiento con hormigón hidráulico los taludes de la calicata de entrada del túnel número uno y avanzaron en la conformación de los de salida, lo cual ha requerido de un gran movimiento de tierra.

También se trabaja en el desbroce de las calicatas de entrada y salida del túnel número dos, ubicado en Maquey, y en el acondicionamiento del vial de acceso, donde se desarrollan las labores principales y radican los constructores.

Una vez realizado el revestimiento de los taludes de la calicata de entrada del primer túnel, tarea que debe cumplirse en lo inmediato, se procederá al emboquillamiento de esa galería y al inicio de su apertura.

En 2023 se deben terminar 300 metros de los 580 por los cuales se extenderá ese conducto subterráneo, lo cual incluye la colocación de los elementos prefabricados, el recubrimiento de las paredes con hormigón hidráulico y la fundición del piso, dijo Hernández Carralero.

Otros de los trabajos de mayor envergadura para este año serán la excavación y conformación de los portales de entrada y salida del túnel de Maquey.

Las limitaciones con el combustible (se trabaja con apenas el 30% del requerido) y los áridos asignados, estos últimos ubicados en Santiago de Cuba, a más de 100 kilómetros, y en menor volumen en Cajobabo, a una distancia similar, retrasan el avance de la obra, señaló el director de la empresa constructora.

El Trasvase Norte-Sur estará conformado, como objetos de obra principales, por la presa Yateras (la cual retendrá el agua del río de igual nombre en la zona de El Corojo, municipio de Manuel Tames), cinco derivadoras (embalses que desvían todo o una parte del flujo de un río de su curso natural), cuatro pequeñas centrales hidroeléctricas, 53 kilómetros de canales magistrales, 16 km de túneles y 6.5 km de conductoras maestras.

(Con información de ACN)

«Los inmigrantes cubanos tienen privilegios en Estados Unidos de los que nadie más disfruta»

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Eckstein (1942) es profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Boston, especializada en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Atahualpa Amerise @atareports – BBC News Mundo.- Pocas veces una obra académica ha causado tanta polémica en Florida como lo hizo el último libro de la socióloga estadounidense Susan Eckstein.

En entrevista con BBC Mundo, la académica a

asegura que investigó durante seis años para escribir su obra Cuban Privilege: The Making of Immigrant Inequality in America («El privilegio cubano: la formación de la desigualdad migratoria en EE.UU.», Cambridge University Press, 2022).

El libro analiza la evolución de los derechos y beneficios de los que desde 1959 -año del triunfo de la Revolución de Fidel Castro- disfrutan por ley los cubanos llegados a EE.UU. a diferencia de los inmigrantes de otros países de América Latina y el Caribe.

Cuando Eckstein llegó a Miami para presentar este libro, sectores de derecha de la diáspora cubana le declararon la guerra, obligando a suspender una de sus charlas en una librería por preocupaciones de seguridad.

Decenas de personas llevaron a cabo una protesta frente a la Universidad Internacional de Florida (FIU), donde tuvo lugar la charla principal sobre la obra.

El evento, además, se desarrolló en un ambiente hostil, con constantes acusaciones a Eckstein de complicidad con el régimen cubano.

¿Esperaba esa reacción?

Para nada. Me tomó totalmente por sorpresa.

Solo soy una académica; estoy acostumbrada a hablar con otros académicos y nadie más presta atención a lo que escribimos. Había dado charlas sobre este libro en todo el país y algunos mostraban interés, otros criticaban… todo en un ambiente cordial.

Pero cuando vine a Miami un político local escribió un tuit viral diciendo que estoy llena de odio, que soy una provocadora y anticubana, cosas que no soy. Luego reconoció que no había leído el libro, pero igual, se formó ese torbellino que no esperaba.

¿Por qué dedica un libro este tema?

Estudio a Cuba desde hace muchos años, escribí varios libros y el siguiente paso natural fue tratar de entender la política migratoria estadounidense hacia Cuba, que ha contribuido a la inmigración y al devenir de la isla después de la Revolución.

Además, me intrigaban los privilegios que solo tienen los cubanos, que son únicos y obtenidos lo largo de los años.

En su obra compara a migrantes cubanos y haitianos.

Me interesaba el tratamiento diferente de Washington a ambos, que viven en dos islas vecinas. A los haitianos se los deporta, mientras los cubanos reciben estatus especial de refugiados.

Es difícil sostener que los cubanos merezcan más que los haitianos. Haití es el país más pobre del hemisferio, hay mucha violencia y básicamente ahora carece de Estado. Que los cubanos tuvieran esos privilegios, y los haitianos no, sugiere que no es simplemente un tema de justicia.

¿Qué es el «privilegio cubano»?

Se refiere a los derechos o beneficios que EE.UU. ha concedido a Cuba a lo largo de los años. Estos privilegios han sido políticos, económicos y sociales. El término trata de definir esta situación única para los cubanos.

¿Cómo comenzó?

Como una historia de la Guerra Fría. El presidente Eisenhower (1953-61) no puede tolerar una revolución a 90 millas de su territorio y comienza a recibir a cubanos asumiendo que van a volver a Cuba. Las autoridades tratan de capacitarlos para la invasión de Bahía de Cochinos (1961).

Cuando esta fracasa, se quedan y consiguen más beneficios especiales bajo el programa de refugiados más generoso de la historia de EE.UU., desde estudios universitarios gratuitos hasta formación profesional o colocación laboral, que excluyen a inmigrantes de otros países.

Si eras cubano, solo con venir a EE.UU. ya adquirías el estatus de refugiado.

¿Por qué esos beneficios?

El objetivo era intentar derrocar el régimen de Castro. Primero, privar a Cuba de su mejor y más brillante capital humano para que no sobreviviera. Esto falló, porque el régimen capacitó a un nuevo grupo de personas.

Además, aquellos formados en EE.UU. serían buenos candidatos -y con una posición política favorable a Washington.- para regresar y dirigir Cuba tras la supuesta caída de Castro.

¿Y cómo fue evolucionando el «privilegio»?

John F. Kennedy (1961-63) expandió masivamente el programa de refugiados. Luego, Lyndon B. Johnson (1963-69) aprobó la Ley de Ajuste Cubano de 1966 que permite a cualquier cubano en EE.UU. obtener estatus legal permanente y la ciudadanía estadounidense. Esta ley fue la más determinante y sigue vigente hoy.

Otro cambio importante fue con el presidente Clinton (1993-2001), que comenzó a repatriar a los migrantes cubanos interceptados en el mar bajo la ley conocida como «Pies Secos, Pies Mojados». Hasta entonces los rescataban y los acogían en Estados Unidos.

En su libro usted mantiene que la mayoría de migrantes cubanos que se instalan en EE.UU. como refugiados en realidad no lo son.

En realidad no son refugiados. De hecho, tras la revolución Cuba no dejaba salir a sus presos políticos, así que era muy difícil para las verdaderas víctimas del régimen de Castro conseguir asilo fuera del país.

Los que venían lo hacían por lo general para una reunificación familiar, algo que para migrantes de otros países era mucho más difícil de lograr.

Volvamos a la polémica sobre su libro. Algunos activistas en Miami la acusan de simpatizar con el gobierno cubano.

Eso es completamente irrelevante para mi libro. Este libro no es sobre Cuba, sino sobre la política migratoria de EE.UU., y punto. Es un comentario cuyo único objetivo es difamarme.

Me han criticado por decir que los migrantes cubanos no son realmente refugiados. He leído la definición de la ONU de qué es un refugiado y también he leído cómo, a lo largo de los años, EE.UU. ha cambiado su criterio sobre el estatus de refugiado exclusivamente para los cubanos.

Yo escribo lo que sucede, no es mi visión personal. Mi libro no es un manifiesto sino una obra académica a la que he dedicado 6 años de investigación.

Sus críticos argumentan que no se puede comparar a los cubanos con personas de otros países de la región porque, a diferencia de estas, llevan más de 60 años viviendo bajo una dictadura que coarta las oportunidades económicas y políticas. ¿Qué responde a eso?

No intento justificar las políticas del gobierno cubano, pero Cuba no es el único país que sufre un régimen represivo, y aun así los cubanos poseen privilegios que nadie más tiene.

Yo soy más partidaria de extender esos derechos a otros inmigrantes que de eliminarlos para los cubanos. Ellos reciben esos beneficios y devuelven un aporte a la sociedad, ¿verdad? Pues no otorgues beneficios solo a los cubanos. No es justo para los demás.

Otro dardo que le lanzan: a diferencia de otros países, Cuba penaliza las salidas ilegales y, especialmente en otros tiempos, reprimía o marginaba a quienes regresaban tras haber huido. ¿No es motivo suficiente para considerarlos a todos refugiados?

No creo que este argumento se sostenga a día de hoy. Hace décadas podía ser válido, pero ya no. La política cubana hacia quienes se van ha variado con el tiempo.

Cuando sube la tensión política el gobierno incluso permite de forma velada que la gente se vaya. Esto sucedió en la crisis del Mariel de 1980 y vemos cómo está sucediendo ahora también.

Usted afirma que, en cierto momento, la política exterior pasó a un segundo plano y la política interna en EE.UU. pasó a ser el motor del privilegio cubano ¿Cómo ocurrió esto?

Al final de la Guerra Fría la política exterior dejó de ser un argumento para privilegiar a los cubanos. Los beneficios anteriores ayudaron a los cubanos a adquirir educación, riqueza y derechos políticos.

Y la comunidad se concentró en Florida, que ganó mucha importancia en la política de EE.UU. al convertirse en el tercer estado más decisivo en las elecciones.

Republicanos y demócratas consideran clave ganar Florida para llegar al poder y para eso necesitan el voto de los cubanos, a quienes tratan de atraer otorgando más y más beneficios a su comunidad.

¿Cómo ha influido el «privilegio cubano» en EE.UU.?

Aunque el objetivo inicial de las medidas no se cumplió, Florida y Miami en particular se beneficiaron de las capacidades que trajeron los cubanos.

Entre otras cosas, han ayudado a que Miami pasara de ser una pequeña ciudad a una importante metrópolis global.

Por otro lado, los afroestadounidenses locales sufrieron en el proceso, porque los cubanos recibían trato de favor en el mundo académico y laboral. No fue intencional, pero parte del privilegio cubano fue a costa de los estadounidenses nativos y, en particular, de los afroestadounidenses.

¿Y en Cuba?

Sobre todo ha contribuido a que Cuba pierda mucho capital humano, al favorecer la emigración.

Hoy mucha gente quiere salir del país. Y me pregunto qué va a ser de Cuba; si el país va a seguir siendo un desastre como es hoy, al carecer de recursos humanos capacitados para generar riqueza.

En el último año más de 250.000 cubanos han huido a EE.UU., un récord histórico. ¿Cómo ha influido el «privilegio cubano» en este éxodo?

En su última semana en el cargo, Barack Obama (2009-2017) puso fin a los derechos de entrada exclusivos de los cubanos bajo libertad transitoria, por lo que los migrantes de la isla comenzaron a recurrir a una nueva vía: presentar solicitudes de asilo.

Como los casos de asilo suelen tardar años en resolverse, después de un año los cubanos hacían uso de la Ley de Ajuste Cubano para convertirse en residentes permanentes legales.

Recientemente el presidente Biden extendió a dos años el derecho de entrada en libertad transitoria a venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos, pero solo estos últimos pueden, al año, recurrir a la Ley de Ajuste Cubano para consolidar sus derechos a largo plazo en Estados Unidos.

Y además, una vez en EE.UU., solo los cubanos califican para recibir beneficios de asistencia social.

Conflicto Rusia – Ucrania: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

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La soberanía de Ucrania no puede cuestionarse. La invasión de Ucrania es ilegal y debe ser condenada. La movilización de civiles decretada por el presidente de Ucrania puede considerarse un acto desesperado, pero presagia una futura guerra de guerrillas. Putin debería tener en cuenta la experiencia de Estados Unidos en Vietnam: el ejército regular de un invasor, por poderoso que sea, acabará siendo derrotado si el pueblo en armas se moviliza contra él. Todo esto augura pérdidas incalculables de vidas humanas inocentes. Apenas recuperada de la pandemia, Europa se prepara para un nuevo desafío de proporciones desconocidas. La perplejidad ante ello no podría ser mayor.

La pregunta es: ¿cómo y por qué hemos llegado hasta aquí? Hace treinta años Rusia (entonces la Unión Soviética) salió derrotada de la Guerra Fría, se desmembró, abrió sus puertas a la inversión occidental, desmanteló el Pacto de Varsovia (el equivalente soviético de la OTAN), los países de Europa del Este se emanciparon de la subordinación soviética y prometieron democracias liberales en una amplia zona de Europa. ¿Qué ha pasado desde entonces para que Occidente vuelva a enfrentarse ahora a Rusia?

Dada la diferencia de poder entre Rusia y las potencias occidentales en 1990, la respuesta más inmediata apunta a que esto se debe a la absoluta ineptitud de los líderes occidentales para capitalizar los dividendos del colapso de la Unión Soviética. Sin duda, la ineptitud es evidente y define bien el comportamiento de la Unión Europea a lo largo de estos años. Ha sido incapaz de construir una base sólida para la seguridad europea que obviamente tendría que construirse con Rusia, y no contra Rusia, aunque solo fuera para honrar la memoria de cerca de veinticuatro millones de muertos, el precio que Rusia pagó para liberarse y liberar a Europa del yugo nazi.

Pero esta respuesta es insuficiente si tenemos en mente la política exterior de Estados Unidos en los últimos treinta años. Con el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos sintió que era el dueño del mundo, un mundo que finalmente era unipolar. Las potencias nucleares que podían amenazarlo fueron neutralizadas o eran amigas. Las ideas de correlación de fuerzas y de equilibrio de poderes desaparecieron de su vocabulario. Esta tranquilidad incluso llevó a algunos a predecir el fin de la OTAN por falta de propósito. Pero estaba Yugoslavia, el país que, tras el fin de la ocupación nazi en 1945, el general Tito había transformado en una federación de regiones (Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Serbia, Kosovo, Macedonia), un régimen que pretendía ser independiente tanto de la Unión Soviética como de Occidente. Con el apoyo entusiasta de Alemania, Estados Unidos pensó que era hora de que Yugoslavia colapsara. Los graves conflictos internos y las crisis financieras de la década de 1980 se utilizaron para fomentar la división y el odio. De ese modo, una región donde antes había florecido la convivencia interétnica e interreligiosa, se convirtió en un campo de odio.

La nueva guerra de los Balcanes, a principios de la década de 1990, se convirtió así en la primera guerra en suelo europeo después de 1945. Todos los contendientes cometieron una violencia inaudita, pero para Occidente los villanos fueron solo los serbios, todos los demás pueblos eran heroicos nacionalistas. Los países occidentales (Alemania a la cabeza) se apresuraron a reconocer la independencia de las nuevas repúblicas en nombre de los derechos humanos y la protección de las minorías. En 1991, Kosovo exigió en referéndum su independencia de Serbia y ocho años más tarde la OTAN bombardeó Belgrado para imponer la voluntad de los kosovares.

¿Cuál es la diferencia entre Kosovo y Donbass, donde las repúblicas étnicamente rusas celebraron referéndums en los que se pronunciaron a favor de la independencia? Ninguna, excepto que Kosovo fue apoyado por la OTAN y las repúblicas de Donbass son apoyadas por Rusia. Los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 preveían la gran autonomía de estas regiones. Ucrania se negó a cumplirlos. Por lo tanto, tales acuerdos fueron rotos mucho antes de que Putin hiciera lo mismo. ¿Cuál es la diferencia entre la amenaza a su seguridad que siente Rusia ante el avance de la OTAN y la «crisis de los misiles» de 1962, cuando los soviéticos intentaron instalar misiles en Cuba y Estados Unidos, amenazado en su seguridad, prometió defenderse con todos los medios, incluida la guerra nuclear?

La respuesta a la pregunta de cómo y por qué hemos llegado hasta aquí radica fundamentalmente en un error estratégico de Estados Unidos y de la OTAN: el de no haber visto que nunca estuvieron en un mundo unipolar dominado por ellos. Cuando terminó la primera Guerra Fría, China estaba creciendo, con el apoyo entusiasta de las empresas estadounidenses en busca de salarios bajos. Así germinó el nuevo rival estadounidense, y con él la nueva guerra fría en la que estamos entrando, potencialmente más grave que la anterior.

Apostados en no reconocer su declive, desde la caótica salida de Afganistán hasta el mediocre desempeño en la pandemia, Estados Unidos insiste en las escapadas hacia adelante, y en esa estrategia pretende arrastrar a Europa. Esta pagará una factura alta por lo que está pasando. La más alta de todas recaerá sobre Alemania, motor de la economía europea y único competidor verdadero de Estados Unidos. Es fácil concluir quién se beneficiará de la crisis que se avecina, y no me refiero solo a quién suministrará el petróleo y el gas.

A su vez, el intento de aislar a Rusia, especialmente a partir de 2014, se dirige sobre todo a China. Será otro error estratégico pensar que de esa manera se debilita a China. China acaba de declarar que no hay comparación posible entre Ucrania y Taiwán porque, para ella, Taiwán es territorio chino. La implicación es clara: para China, Ucrania no es territorio ruso. Pero pensar que se está creando una división entre China y Rusia es puro autoengaño.

No tengo ninguna duda de que un mundo multipolar regido por reglas de convivencia pacífica entre las grandes potencias es mejor que un mundo dominado exclusivamente por un solo país, porque si eso llega a suceder, será a costa de mucho sufrimiento humano. La invasión de Ucrania es inaceptable. Lo que no se puede decir es que no fue provocada. Rusia, como gran potencia que es, no debió dejarse provocar. ¿Será que la invasión de Ucrania es más una muestra de debilidad que de fuerza? Los tiempos venideros lo dirán.

* El sociólogo y ensayista portugués Boaventura de Sousa Santos es el gran pensador actual de los movimientos sociales, autor de una extensa obra en la que se destacan títulos como «Una epistemología del sur», «Democracia al borde del caos: Ensayo contra la autoflagelación» y «El fin del imperio cognitivo». Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal).

La desinformación en la guerra ruso-ucrania

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Por Marcos Roitman Rosenmann

Veamos un ejemplo. España es un país perteneciente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En su territorio cohabitan fuerzas armadas estadunidenses y sus gobiernos se hayan atados a sus designios. Como parte de los acuerdos, tuvo a Javier Solana, socialista anti-OTAN en los años 80 del siglo pasado, como su secretario general. Hoy ocupa el cargo de comandante en jefe del Estado Mayor de la Unión Europea. Por otro lado, Josep Borrell, otro anti-OTAN en su juventud, funge como representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. En esta dinámica, la capacidad de crítica, la soberanía de España en temas de seguridad estratégica y defensa está hipotecada. Sólo cabe una dirección en los análisis, una visión de los conflictos y un enemigo, aquel que la OTAN y Estados Unidos señalen como tal: en este caso, Rusia. Pero no es sólo España la que asume el relato hegemónico de la OTAN y Estados Unidos: son todos los países aliados.

El encuadre político, las imágenes, los relatos de enviados especiales, las agencias de prensa de la guerra ruso-ucrania están sometidos a un férreo control de la OTAN y sus mandos, tanto políticos como militares. En su interior se despliega una estrategia, la opinión pública debe ser manipulada. Hay que ocultar hechos, borrar la historia, resaltar la crueldad de los invasores y la muerte de civiles haciendo hincapié en los desplazados, el llanto de las mujeres y los niños desorientados y con miradas perdidas. Todo sirve para justificar a unos y descalificar a otros. En este caso, Vladimir Putin, encarnación del mal, es un sicópata, un ser despreciable, ávido de sangre y muerte. Enfrente tiene a un hombre de bien, un demócrata, defensor de las libertades, un héroe de su patria que llama a resistir, tomar las armas y protegerse del invasor. El mal y el bien, confrontados. Europa, Occidente y la OTAN se identifican con el bien, toman partido. Imponen sanciones, llaman a boicotear actos deportivos, claman “no a la guerra” y piden solidaridad bajo el atento mirar de la OTAN, cuyo papel se presenta como mediador, no como parte de la guerra creada por sus estrategas. Todo es poco para combatir al lado de Ucrania y convertirla en víctima del imperialismo ruso, que busca reditar la guerra fría. El miedo de una amenaza rusa se pone sobre el tapete. El enemigo ha resurgido de sus cenizas.

Ni tanto ni tan poco. Ni Putin es un diablo ni Zelensky un santo. Ucrania ha sido utilizada por Occidente para sus espurios intereses: alterar la balanza de poder en la región. Lo que está en juego sobrepasa a Ucrania y destapa la farsa de Occidente: el coste en vidas humanas es irrelevante, son rusos y ucranios. Ni españoles ni alemanes ni británicos, franceses o belgas, tampoco estadunidenses. El gobierno de Joe Biden no tiene problemas para lanzar a Europa al campo de batalla. Es la comparsa que pone la cara, mientras Biden cubre sus vergüenzas. Bravuconería cuyas consecuencias las pagan, como de costumbre, los pueblos y las clases populares, mientras el complejo financiero militar tecnológico se frota las manos. Más fondos para armamentos y comisiones que irán a parar a los de siempre.

Los países occidentales y Estados Unidos han dejado que Ucrania se desangre. Han financiado grupos neofascistas, han patrocinado un golpe de Estado en 2014, han incumplido acuerdos de dotar de autonomía a las regiones rusoparlantes, han masacrado a su población. En un lustro, las cifras hablan de 15 mil asesinados a manos de las fuerzas de choque neofascistas y el ejército ucranio. El poder está en manos de una plutocracia sin escrúpulos. El hambre, la miseria y la desigualdad han aumentado exponencialmente. La OTAN ha surtido de armamento a las fuerzas de choque y, de paso, Ucrania se ha convertido en territorio de formación y adiestramiento paramilitar de los grupos de extrema derecha de la Unión Europea. Pero lo dicho ha desaparecido del análisis político. En esta guerra, como en todas, donde somos parte de uno de los bandos, se busca desinformar, manipular, mentir y poner todos los medios de propaganda al servicio de la desinformación de inteligencia en manos del estado mayor de guerra. Periodistas, políticos, académicos, sicólogos, militares, especialistas en relaciones internacionales y publicistas son una piña. No hay fisuras en el discurso. En esta lógica no aparece la historia, se desvanece en proclamas y en bloquear la información que ponga en duda el discurso oficial. Censura acompañada de presiones, emociones cerriles y descalificaciones. No hay espacio para reflexionar, para pensar y dudar de quienes fomentan la guerra.

Durante estos días, es posible saber que Ucrania ha sido invadida. Sin embargo, la explicación no se halla en el hecho, una verdad particularmente evidente; se encuentra en el devenir de acontecimientos que tienen larga data, décadas. Por ello no se puede caer en el maniqueísmo. El tiempo de la guerra debe ser ralentizado. Los acontecimientos fraguados por la OTAN, Estados Unidos y sus aliados europeos han supuesto una guerra que tendrá enormes consecuencias. Para revertir la deriva, hay que escuchar las propuestas de paz de Rusia. Las mismas que no se tuvieron en cuenta y podrían haber evitado la guerra. Cualquier intento de obviar esta realidad es un acto de hipocresía.

Conflicto Rusia – Ucrania: una segunda mirada

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Por Atilio Borón

A medida que se extiende la ocupación rusa en Ucrania –y digo “ocupación” para usar el término aplicado a las invasiones que cuentan con la bendición de los poderes establecidos: ocupación de Irak, de Libia, de Siria, de los territorios palestinos, etcétera- se multiplican los interrogantes sobre la naturaleza y significado de esta operación. De partida se impone desechar por completo las supuestas “verdades” y “evidencias” aportadas por la prensa occidental desde sus naves insignias en Estados Unidos y Europa porque lo que difunden esos medios es una descarada propaganda. Claro, desde un punto de vista estrictamente militar es cierto que Rusia “invadió” a Ucrania. Pero como “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, recordaba von Clausewitz, ese despliegue militar debe ser calificado e interpretado en función de las premisas políticas que le otorgan su sentido. Esto es lo que trataremos de hacer a continuación.

Y esas premisas son muy claras: Rusia adoptó esta medida excepcional, y que en abstracto merece una condena, como respuesta a treinta años de ataques iniciados tras el derrumbe de la Unión Soviética. Hace ya un tiempo que Vladimir Putin con su habitual contundencia le dijo a los líderes occidentales: “ustedes no se contentaron con derrotar a Rusia en la Guerra Fría. Ustedes la humillaron”. La lucha política (y militar) no es un ejercicio abstracto o un concurso de gestos o frases retóricas. Por eso lo que en un cómodo plano de la intelección las cosas se presentan con una claridad absoluta y sin fisuras en la fragorosa lucha en el barro y sangre de la historia la “invasión” de marras aparece con un significado completamente distinto: como la reacción defensiva ante un hostigamiento interminable e injustificado. Una vez desintegrada la URSS Rusia disolvió el Pacto de Varsovia, estableció un régimen político al estilo de las democracias europeas, restauró con métodos mafiosos un capitalismo profundamente oligárquico, abrió su economía a los capitales extranjeros e incluso jugó con la idea de incorporarse a la OTAN. Sin embargo, pese a todo ese esfuerzo de adaptación al consenso ideológico-político occidental Rusia igual siguió siendo considerada como un actor aberrante en el sistema internacional, al igual que en los tiempos soviéticos, como una enemiga de la cual hay que protegerse y, al mismo tiempo, evitar que se proteja porque si la seguridad internacional es algo no negociable para Estados Unidos y sus aliados europeos tal privilegio no se le reconoce a Rusia.

La operación militar lanzada contra Ucrania es la consecuencia lógica de una injusta situación política, o el punto final ante lo que Boaventura de Sousa Santos diagnosticara como “la absoluta ineptitud de los líderes occidentales” para darse cuenta que no hay ni habrá seguridad europea si ésta no se garantiza también para Rusia. Ineptitud de un liderazgo europeo merecedor también de otros calificativos: miopes, corruptos, ignorantes y sumisos hasta la ignominia frente al hegemonismo estadounidense que no dudará en librar nuevas guerras en Europa o en su antejardín del Oriente Medio cuantas veces convenga a sus intereses. 

Esta falencia a nivel de liderazgo los ha llevado primero a despreciar o subestimar a Rusia (expresando una difusa rusofobia que no pasa desapercibida para muchos rusos) y después a demonizar a Putin, proceso en el cual Joe Biden llegó a excesos inimaginables en el campo de la diplomacia. En efecto, en plena campaña electoral y para demostrar su actitud dialoguista lo caracterizó como el jefe de una “cleptocracia autoritaria”. En una nota publicada poco después del golpe de estado del 2014 Henry Kissinger, criminal de guerra, pero a diferencia de Biden profundo conocedor de las realidades internacionales, escribió en cambio que “Putin es un estratega serio, en línea con las premisas de la historia rusa” pese a lo cual en Occidente ha sido objeto de una sistemática subestimación. Y remata su razonamiento diciendo que “para Occidente, la demonización de Vladimir Putin no es una política; es una coartada para cubrir la ausencia de una política.” En ese mismo artículo, altamente recomendable para la izquierda posmoderna cada día más confundida, tanto en Latinoamérica como en Europa, el ex Secretario de Estado de Nixon aporta una reflexión necesaria para comprender la excepcionalidad de la crisis ucraniana. Es que para los rusos “Ucrania nunca podrá ser un país extranjero. La historia de Rusia comienza en lo que se conoce como Kievan-Rus”. Y es por esto que aún tan agrios disidentes del sistema soviético como Alexander Solzhenitsyn y Josep Brodsky “insistían en señalar que Ucrania era una parte integral de la historia rusa, y por lo tanto de Rusia.” Ninguno de los líderes de Occidente parece tener la menor idea de este legado histórico, decisivo para comprender que Putin haya trazado la “línea roja” de la OTAN precisamente en Ucrania.

Estas referencias, que parecen alentar una actitud escapista o negacionista ante el horror del momento actual son imprescindibles para comprender el conflicto y, eventualmente, resolverlo. Por eso conviene leer lo que en 2014 escribiera un internacionalista estadounidense, John Mearsheimer, cuando Washington montó en conjunción con las bandas nazis el golpe de estado que derrocó al legítimo gobierno de Víktor Yanukóvich. En ese artículo el profesor de la universidad de Chicago dijo que la crisis ucraniana y la recuperación de Crimea realizada por Putin es “culpa de Occidente”, de su torpe manejo de las relaciones con Moscú. Añadía también que cualquier presidente de Estados Unidos habría reaccionado con violencia si una potencia como Rusia hubiera precipitado un golpe de estado en un país fronterizo, digamos México, depuesto a un gobierno amigo de Washington e instalado en su lugar a un régimen profundamente anti-americano. (Why the Ukraine crisis is the West fault”, en Foreign Affairs, Vol. 93, Nº 5, Septiembre-Octubre 2014).

En suma: las apariencias no siempre revelan la esencia de las cosas, y lo que a primera vista parece ser una cosa –una invasión- mirada desde otra perspectiva y teniendo en cuenta los datos del contexto puede ser algo completamente distinto.

“Cuba aboga por una solución que garantice la seguridad y soberanía de todos”

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Declaración del Gobierno Revolucionario

El empeño estadounidense en continuar la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de la Federación de Rusia, ha conducido a un escenario, con implicaciones de alcance impredecible, que se pudo evitar.

Son conocidos los movimientos militares realizados por los Estados Unidos y la OTAN en meses recientes hacia regiones adyacentes a la Federación de Rusia, precedidos de la entrega de armas modernas a Ucrania, lo que de conjunto equivale a un cerco militar progresivo.

No resulta posible examinar con rigor y honestidad la situación actual de Ucrania, sin valorar detenidamente los justos reclamos de la Federación de Rusia a los Estados Unidos y la OTAN y los factores que han conducido al uso de la fuerza y la no observancia de principios legales y normas internacionales que Cuba suscribe y respalda con todo vigor y son referencia imprescindible, particularmente para los países pequeños, contra el hegemonismo, los abusos de poder y las injusticias.

Cuba es un país defensor del Derecho Internacional y comprometido con la Carta de las Naciones Unidas, que siempre defenderá la paz y se opondrá al uso o amenaza de la fuerza contra cualquier Estado.

Lamentamos profundamente las pérdidas de vidas de civiles inocentes en Ucrania. El pueblo cubano ha tenido y tiene una relación entrañable con el pueblo ucraniano.

La historia exigirá responsabilidad al gobierno de los Estados Unidos por las consecuencias de una doctrina militar crecientemente ofensiva fuera de las fronteras de la OTAN, que amenaza la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales.

Se refuerzan nuestras preocupaciones con la decisión recién adoptada por la OTAN, de activar, por primera vez, la Fuerza de Respuesta de esa alianza militar.

Fue un error ignorar durante décadas los fundados reclamos de garantías de seguridad por parte de la Federación de Rusia y suponer que ese país permanecería inerme ante una amenaza directa a su seguridad nacional. Rusia tiene derecho a defenderse. No es posible conseguir la paz cercando ni acorralando a los Estados.

El proyecto de resolución sobre la situación en Ucrania no aprobado en el Consejo de Seguridad el 25 de febrero, que será presentado a la Asamblea General, no fue concebido como una contribución real a la búsqueda de soluciones a la actual crisis.

Por el contrario, se trata de un texto desbalanceado, que no toma en cuenta las legítimas preocupaciones de todas las partes involucradas. Tampoco se reconoce la responsabilidad de los que instigaron o desplegaron acciones agresivas que precipitaron la escalada de este conflicto.

Abogamos por una solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual crisis en Europa, por medios pacíficos, que garantice la seguridad y soberanía de todos, así como la paz, la estabilidad y la seguridad regional e internacional.

Cuba rechaza la hipocresía y el doble rasero. Debe recordarse que Estados Unidos y la OTAN en 1999 lanzaron una agresión de gran envergadura contra Yugoslavia, país europeo que fragmentaron, con un alto costo en vidas, en función de sus objetivos geopolíticos, desconociendo la Carta de la ONU.

Los Estados Unidos y algunos aliados han utilizado la fuerza en múltiples ocasiones. Invadieron Estados soberanos para provocar cambios de régimen e intervienen en los asuntos internos de otras naciones que no se pliegan a sus intereses de dominación y que defienden su integridad territorial e independencia.

Son también los responsables de la muerte de cientos de miles de civiles, que denominan “daños colaterales”; de millones de desplazados y de vasta destrucción en toda la geografía de nuestro planeta como resultado de sus guerras de rapiña.

“No fue Moscú quien inició las acciones militares, sino Kiev que atacó a Donbass durante ocho años”: ministro de Defensa ruso

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No fue Moscú quien inició las acciones militares, sino Kiev que atacó a la población de Donbass durante ocho años, declaró este lunes el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, durante una rueda de prensa.

Rusia no comenzó las hostilidades. Rusia las está finalizando”, afirmó Konashénkov, recordando que “la guerra del régimen de Kiev y el exterminio sistemático de los habitantes de Donbass se prolongan desde hace ocho años”. El alto funcionario destacó que durante todos estos años de “guerra” llevada a cabo por Kiev “más de 14.000 personas murieron”.

“Teníamos que poner fin a las interminables amenazas del régimen de Kiev contra Rusia”, resumió el portavoz de la cartera de Defensa, subrayando que Moscú “lo logrará”.

También indicó que todas las localidades que se encuentran actualmente bajo el control de las fuerzas rusas “siguen viviendo su vida con normalidad”, mientras funciona toda la infraestructura de medios de subsistencia, así como el transporte.

Asimismo, el vocero del Ministerio de Defensa de Rusia informó que el Ejército de la República Popular de Lugansk avanzó 23 kilómetros y tomó el control de las localidades de Nóvaya Ástrajan y Borovénki, al tiempo que las fuerzas de la República Popular de Donetsk, «continuando con la ofensiva, completan el bloqueo de Mariúpol».

  • El pasado jueves, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció “una operación militar especial para defender Donbass”. En un mensaje especial a los ciudadanos rusos, el mandatario detalló que el objetivo del operativo es «proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años».
  • El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que las Fuerzas Armadas rusas apuntan a la infraestructura militar ucraniana y no atacan ni a las tropas rendidas ni a la población civil.

OTAN descarta la posibilidad de establecer zona de exclusión área sobre Ucrania

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, descartó en una entrevista con la NBC News la posibilidad de establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania por parte de las fuerzas de la alianza militar.

“Tenemos la responsabilidad de garantizar que el conflicto no se salga de control y se intensifique aún más, convirtiéndose en una guerra a gran escala en Europa”, señaló Stoltenberg.

Moscú y Kiev delimitan ciertas posiciones comunes y acuerdan una segunda reunión

Las delegaciones de Rusia y Ucrania se dirigen de regreso a sus respectivas capitales para realizar consultas después de las negociaciones que ambas partes mantuvieron este lunes en la provincia bielorrusa de Gómel.

El asesor presidencial Vladímir Medinski, quien encabezó la delegación rusa, manifestó que los representantes de Moscú y Kiev “encontraron algunos puntos sobre los que es posible pronosticar posiciones en común”.

Y adelantó que la próxima reunión se celebrará los próximos días en la frontera bielorruso-polaca.

A su vez, el asesor del jefe de la Oficina presidencial, Mijaíl Podolyak, aseguró que el objetivo principal de los contactos cara a cara fue el cese del fuego en Ucrania.

Y manifestó que durante la reunión, Moscú y Kiev establecieron una serie de temas prioritarios sobre los cuales se han delimitado “ciertas decisiones”.

En opinión del jefe del Comité de la Duma Estatal ruso sobre las relaciones internacionales, Leonid Slutsky, quien formó parte de la delegación rusa, “es importante que las partes se están escuchando entre ellas”.

El parlamentario manifestó durante el encuentro que se han discutido los temas del cese del fuego y la desmilitarización de Ucrania, entre otros.

Rusia ante la ONU plantea que ellos tendieron su mano y fue arrogantemente rechazada por la OTAN

El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, afirmó este lunes en una reunión extraordinaria de la Asamblea General del organismo que las acciones de Moscú devuelven los principios de la Carta de la ONU a la región de Donbass y Ucrania, evitando una guerra mundial.

Nebenzia denunció que las autoridades ucranianas “evitaron sistemática y cínicamente la aplicación de los Acuerdos de Minsk” y “bombardearon zonas residenciales de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk día tras día”, matando a la población civil.

“Las autoridades ucranianas, que en los últimos tiempos han sido activamente armadas y empujadas por varios Estados, han estado bajo la ilusión de que con la bendición de supervisores occidentales pueden lograr una solución militar al problema de Donbass”, lamentó.

“Sencillamente, no tenemos derecho a hacer que el pueblo de Donbass siga sufriendo”, aseveró el representante ruso, agregando que se requería “un dialogo directo” entre Kiev y Donbass, pero Ucrania no estaba dispuesta a “tal dialogo”.

En ese contexto, Nebenzia destacó que la operación especial militar en Ucrania es la aplicación de Moscú de su derecho a la autodefensa tras las declaraciones de Kiev sobre cuestiones nucleares.

“Nuestra mano tendida fue arrogantemente rechazada por la OTAN”, resumió Nebenzia y subrayó que los países occidentales tienen un papel importante en “inflar la crisis ucraniana”.

  • El pasado jueves, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció “una operación militar especial para defender Donbass”.
  • El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que las Fuerzas Armadas rusas apuntan a la infraestructura militar ucraniana y no atacan ni a las tropas rendidas ni a la población civil.

Estados Unidos declara personas no gratas a 12 empleados de la misión rusa ante la ONU

Estados Unidos ha declarado personas no gratas a 12 empleados de la representación rusa ante la ONU y les ha requerido que abandonen el país antes del 7 de marzo próximo, según ha informado el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia.

“Acabo de recibir información de que las autoridades estadounidenses han emprendido otra acción hostil contra la misión rusa ante la ONU, en flagrante violación de sus obligaciones como país donde tiene su sede la ONU. Nos han comunicado que 12 personas de la misión rusa han sido declaradas personas no gratas y deben abandonar EE.UU. antes del 7 de marzo”, declaró Nebenzia en rueda de prensa en Nueva York.

Detalló que se trata de diplomáticos que trabajaban en la sede de la organización.

“EE.UU. acaba de visitar la misión rusa y nos ha entregado una nota en la que se nos ordena cumplir este requisito”, agregó el representante.

Recordó que la parte rusa había discutido con el secretario general de la ONU la cuestión de arbitraje con EE.UU., “que viola flagrantemente sus obligaciones como anfitrión”.

“Todavía no se ha hecho nada al respecto, pero me parece que ha llegado el momento”, subrayó.

(Con información de RT)

Este 20 de octubre

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Celebramos este año el Día de la Cultura Nacional en medio de circunstancias excepcionales. Las restricciones impuestas por la pandemia obligaron a los creadores y a las instituciones a trasladar eventos, presentaciones y debates al ámbito virtual. La televisión apoyó ese gran esfuerzo, y puede decirse que no ocurrió el previsible “apagón” cultural. No obstante, el público acostumbrado a frecuentar los circuitos artísticos sufrió un cambio drástico en sus hábitos culturales  y una reducción de sus opciones de enriquecimiento espiritual. 

A la pandemia y sus secuelas de toda índole se sumaron los efectos del recrudecimiento del bloqueo, que se hizo más asfixiante que nunca. Enfrentamos limitaciones que obstaculizaron la participación de la población en los procesos culturales y la proyección social de escritores, artistas, instructores de arte y promotores, y de sus organizaciones e instituciones, desde la UNEAC, la AHS, la Brigada José Martí y los Institutos y Consejos del Ministerio de Cultura hasta la red de bibliotecas, museos, casas de cultura y demás entidades provinciales y municipales.


Si echamos un vistazo a nuestra región, advertiremos que el impacto de la epidemia de la covid-19 sobre el movimiento artístico ha sido devastador. Un mensaje circulado en julio de 2020 por la revista Conjunto de la Casa de las Américas denunció la situación desesperada del teatro latinoamericano:

“Mientras grupos y artistas generan iniciativas virtuales para sostener la actividad creadora y la comunicación con el público y con sus colegas de todas partes (…) como impulso vital para impedir que el teatro muera, muchos gobiernos neoliberales, carentes de políticas culturales humanistas e indiferentes a la necesidad de preservación y afirmación de la identidad de sus pueblos, dan la espalda a la cultura y a sus artistas.”

Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido allí donde reina el neoliberalismo, la cultura entre nosotros no ha quedado huérfana. En la Cuba satanizada por la maquinaria de mentiras de los medios y las redes sociales, la dirección del país ha seguido respaldando a creadores e instituciones. Protegió en particular a músicos y artistas escénicos no subvencionados, cuyos ingresos provenían de sus actuaciones en espacios públicos. Como dijo Díaz-Canel, “Con el cuerpo herido de dolencias y escaseces, Cuba no olvidó a sus artistas”.

Entretanto, en una clásica maniobra oportunista, el gobierno de los Estados Unidos y el núcleo fascista de Miami decidieron aprovechar la ocasión para reverdecer, con saña particular, su vieja aspiración de dividir a los sectores intelectuales cubanos, distanciar a los creadores de la institucionalidad revolucionaria y pregonar el debut de su quinta columna de “disidentes” tan largamente soñada.

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Llegamos en 2021 al Día de la Cultura Nacional después de conmemorar el aniversario 60 de “Palabras a los intelectuales” y de la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y el 35 de la Asociación Hermanos Saíz.

Estas conmemoraciones no fueron rituales vacíos. Sirvieron para motivar un análisis riguroso y crítico en torno al protagonismo que deben asumir los escritores y artistas en el diseño y la conducción de los programas culturales.

En su discurso del 28 de junio a propósito de “Palabras a los intelectuales”, Díaz-Canel volvió sobre puntos vitales que Fidel había tocado seis décadas atrás. Resaltó que el único camino viable en términos de política cultural es el diálogo. No el “diálogo” falso, como show, que reclaman para las redes y los medios a su servicio los ruidosos anexionistas; sino el “verdadero”, el “real y honesto”.

El propio clima creado por Fidel para aquellos encuentros de junio de 1961, gracias a su humildad y a su capacidad de escuchar, significa, para Díaz-Canel, un ejemplo del modelo de comunicación que debe establecerse entre la vanguardia política y la vanguardia intelectual:

“Esa parte de su discurso es una lección de ética y de solidez cultural, de respeto al otro; es una prueba de cómo funciona el diálogo verdadero, con el oído atento a las voces inconformes o disonantes y la palabra dispuesta a responder, pero no para vencer, sino para aprender, aceptar, convencer: sin prepotencia y sin soberbias estériles. No impone, razona.”

Díaz-Canel, a su vez, reveló sus experiencias cotidianas en ese tipo de intercambios como ejercicio sistemático y fecundante “en el empeño de construir consensos y articular acciones”. Insistió en que continuaría compartiendo muchas ideas con la intelectualidad “en el diálogo vivo, que no ha cesado ni cesará”.

Mencionó al propio tiempo las decisiones tomadas por la dirección del país para preservar la cultura, en medio de las enormes dificultades y carencias del presente:

“No se esperó la demanda de los artistas [dijo]. Se pensó en todos y en sus necesidades fundamentales en un contexto plagado de incertidumbres y malas noticias económicas globales que mantienen en suspenso los magros ingresos de una nación pobre y bloqueada. (…) // Eso no tiene otro nombre que Continuidad. Aquel diálogo de 1961 está vivo, aunque en más de un momento en estos años lo hayamos descuidado, pospuesto, malentendido y puede que hasta maltratado”.

Despejó asimismo cualquier temor de que pudieran regresar las posiciones dogmáticas y sectarias que distorsionaron en una época nuestra política cultural.

Hay que aprender del pasado, dijo, “para que las experiencias negativas no se repitan y tampoco se eternicen en la memoria con efecto paralizador; para que las positivas se sistematicen; para que los miedos infundados no se tornen creíbles; para que los oportunistas y mediocres no tengan jamás poder sobre la creación; para que los mercenarios no desprestigien nuestro abanico cultural; para que la crítica se haga desde lo artístico y lo profesional y no desde las apreciaciones externas, que suelen ser estériles y producir reacciones contrarias; para que la Revolución que se hizo por la justicia y la  libertad no dé pie a confusiones que las nieguen”.

Subrayó además aspectos definitorios con respecto a la libertad de creación y al alcance del “dentro de la Revolución” formulado por Fidel y revisitado en la contemporaneidad:

“…la obra de arte tiene no solo el derecho sino la misión de ser provocadora, arriesgada, desafiante, cuestionadora, también enaltecedora y emancipadora. Someterla a la censura subjetiva y cobarde es un acto de lesa cultura. La libertad de expresión en la Revolución sigue teniendo como límite el derecho de la Revolución a existir”.

“Dentro de la Revolución”, ratificó, “sigue existiendo espacio para todo y para todos, excepto para quienes pretenden destruir el proyecto colectivo”. Martí “excluyó a los anexionistas de la Cuba con todos y para el bien de todos” y Fidel hizo lo mismo en 1961 con “los incorregiblemente contrarrevolucionarios”. Del mismo modo, “en la Cuba de 2021 no hay cabida para los anexionistas de siempre ni para los mercenarios del momento”.

Díaz-Canel desmontó el juego sucio del enemigo, sus intenciones, sus modos de actuar y de mentir, y adelantó los planes que han tramado para desestabilizarnos:

“No somos ingenuos. Está demasiado claro que nuestros adversarios tratan, por todas las vías, de provocar un estallido social y han escogido para inducir provocaciones un momento especialmente difícil para el país por los daños acumulados debido al reforzamiento criminal del bloqueo y el desgaste generado por el largo e intenso período de pandemia, asociado a los brotes y rebrotes de la COVID-19. (…) // Preservar, bajo el peor de los ataques, la independencia y la soberanía nacional seguirá siendo la primera prioridad para quien se sienta revolucionario y patriota, aunque esas palabras en ciertos círculos se consideren obsoletas. // Obsoleta es la dependencia, obsoleta es la humillación al poderoso. De todas las libertades, la más preciada es la que nos libera a todos los que compartimos un sentimiento, la que nos inflama de orgullo ante el triunfo de un compatriota, la bandera que se iza y el himno que se entona.”

No es posible hablar hoy del 20 de octubre sin detenerse en este texto tan hondo y convincente de Díaz-Canel.

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Para Fidel la cultura era la clave de la libertad de los seres humanos, de su capacidad para no ser engañados, y el mejor antídoto para sortear las trampas seductoras del consumismo. Podía ser un componente primordial de la calidad de vida, del nivel de vida, en una concepción de la felicidad muy diferente a la promovida por la publicidad capitalista, atada a la acumulación irracional de cosas materiales —con el consiguiente saqueo de los recursos naturales y el acelerado deterioro del medio ambiente.

Pero para Fidel la cultura representa algo más. La llamó más de una vez “escudo y espada de la nación”: el escudo, ese núcleo identitario que atesoramos, nos resguarda de las influencias desintegradoras, como dirían Cintio y Lezama; la espada, por su parte, es capaz de llegar muy lejos y transporta la verdad de nuestro país (y la defiende) en los sitios más remotos.

En 1993, en los días más amargos del Período Especial, Fidel dijo en la UNEAC aquella frase que ha sido recordada con frecuencia: “La cultura es lo primero que hay que salvar.”  Se refería al arte y a la literatura, sí, pero igualmente al vínculo cognoscitivo y afectivo entre cultura y nación y a la suma de conocimientos imprescindibles para que el ser humano pueda defender su libertad, su memoria, sus orígenes, y deshacer la vasta telaraña de manipulaciones que le cierran el paso día a día.

Unos cinco años después, en el VI Congreso de la organización, Fidel habló de la globalización cultural. Dijo que era “el más importante de todos los temas, la más grande amenaza a la cultura, no solo a la nuestra, sino a la del mundo”. Había que defender nuestras tradiciones, nuestro patrimonio, nuestra creación, ante el “más poderoso instrumento de dominación del imperialismo”. Y concluyó: “aquí todo se juega: identidad nacional, patria, justicia social, Revolución, todo se juega”.

A la luz de esta severa advertencia, comprendemos más cabalmente la envergadura de la frase sobre “lo primero que hay que salvar” y el impulso personal que dio Fidel a la formación a  escala masiva de instructores de arte, a introducir la apreciación artística en el programa televisivo “Universidad para todos”, a constituir talleres de ballet para niños de barrios humildes, a la multiplicación de editoriales en todo el país y a muchas otras iniciativas de difusión lo más amplia posible de la cultura.

Díaz-Canel está pensando en estas ideas de Fidel cuando, en el discurso ya citado, afirma que nuestro enemigo “no ha logrado jamás horadar el muro infranqueable de la sólida cultura e identidad nacional”. De ahí que se empeñe en insertar sus mensajes propios de la chatarra seudocultural, cargados de vulgaridad, “en esos espacios que dejamos vacíos, confiados en que la masificación de la educación y la cultura iban a resolver espontáneamente un acumulado histórico de desigualdades de siglos que no se curan ni en seis décadas de Revolución”.

Y reconoce, con franqueza y transparencia, que “somos responsables también de nuestros índices de marginalidad”. De ahí que no podamos abandonar en ningún momento “la querella abierta por Fidel contra la incultura” desde 1961 y “seguir apostando a la decencia y a la riqueza que aporta al ser humano la cultura artística, sin cansarnos”.

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Desde hace unos días, la “espada” certera e influyente que veía Fidel en la cultura nacional está en México, en el Festival Internacional Cervantino, donde Cuba es el país invitado de honor. Nuestro Ministro, el poeta Alpidio Alonso, preside una numerosa delegación. Entrevistado por el periódico La Jornada, respondió preguntas inevitables acerca de las campañas anticubanas que han querido implicar al sector cultural.

“No existe ningún tipo de confrontación entre las nuevas generaciones y los artistas de la isla con su gobierno”, asegura Alpidio. Y agrega: “el papel de la cultura es central para el proyecto de la revolución y el socialismo cubano que nació hace más de 60 años”.

“No tiene precedente [añade]: la manera en que se ha utilizado de forma perversa la tecnología en función de falsear las cosas y construir una narrativa que adultera todo. (…) El mejor mentís a las campañas de odio y desinformación es la obra misma de los artistas cubanos, con toda su complejidad y diversidad, pues el arte que se auspicia desde las instituciones culturales creadas por la revolución es crítico, no es un arte mojigato ni contemplativo…”

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El 22 de agosto de 1980, el Consejo de Ministros aprobó que el 20 de octubre fuera considerado oficialmente Día de la Cultura Nacional. Hart hablaba con mucho orgullo del significado de que se unieran en esa fecha el poderoso legado de la creación artística y literaria de nuestro país y la tradición patriótica y revolucionaria que se extiende desde 1868 hasta el triunfo de Enero del 59.

El itinerario que nos lleva de Céspedes y Perucho Figueredo hasta los jóvenes que hoy estudian en las escuelas de arte desemboca en Martí y en Fidel y pasa por Rubén, Lam, Alejo, Lezama, Virgilio, Guillén, Cintio, Fina, Alicia, Mariano, Fayad, Retamar, Haydee, Graziella, Barnet, Nancy, Alfredo, Eusebio, Torres Cuevas, Formell, Silvio, Choco y tantos otros. Tiene que ver con la identidad cubana, con sus esencias, con su perfil irrepetible, y tiene que ver de igual forma con los ideales de emancipación y justicia social que han inspirado a nuestros creadores.

Cintio nos recordó en el año sombrío de 1993 que no puede separarse el destino de la Revolución del destino de la patria:

“Lo que está en peligro, lo sabemos, es la nación misma. La nación ya es inseparable de la Revolución que desde el 10 de octubre de 1868 la constituye, y no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto.”

Nación y Revolución, patria y Revolución, no pueden concebirse separadas. Tampoco es posible imaginar la auténtica cultura cubana, la cultura nuestra, vigorosa y genuina, vendiéndose al Imperio, aliándose al anexionismo. Si es realmente cubana, si nace de nuestras raíces, si ha sido gestada por hombres y mujeres (vivan donde vivan) portadores de aquella cubanía que definió Fernando Ortiz, va a estar ligada indisolublemente al binomio de nación y Revolución, de patria y Revolución.

Papa Francisco pide cese de bloqueos y sanciones contra cualquier país en encuentro mundial de movimientos populares

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El Papa Francisco pidió este sábado el cese de las agresiones, bloqueos y sanciones por parte de países poderosos contra cualquier nación en cualquier lugar de la Tierra.

En un mensaje grabado en video a los participantes en la segunda sesión del IV Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, el Sumo Pontífice dijo no al neocolonialismo y añadió que los conflictos deben resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas.

Ya hemos visto cómo terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes, apuntó al referirse a las “resistencias a los cambios que necesitamos y anhelamos”.

“Resistencias que son profundas, enraizadas, que van más allá de nuestras fuerzas y decisiones”, subrayó.

El cambio personal –indicó- es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socio-económicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido.

En ese sentido, el Papa expresó que pensando en esas situaciones, se vuelve pedigüeño y a continuación expuso, a nombre de Dios, un pliego de peticiones dirigido a diferentes sectores.

A los grandes laboratorios solicitó que liberen las patentes y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas.

A los grupos financieros y organismos internacionales de crédito les pidió que condonen las deudas “tantas veces contraídas contra los intereses” de los pueblos de las naciones pobres.

Francisco hizo también otros reclamos, con profundo sentido humano y de defensa del ambiente, a las grandes corporaciones extractivas y alimentarias, a los fabricantes de armas, gigantes de la tecnología y las telecomunicaciones y a los medios de comunicación.

Este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo, subrayó Francisco.

(Con información de Prensa Latina)

La inteligencia artificial puede predecir qué virus nuevo infectará a los humanos

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El nuevo sensor puede distinguir los virus infecciones de los no infecciones gracias a los fragmentos de ADN detectados. Foto: Infobae

Investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign en Estados Unidos desarrollaron un nuevo sensor que puede detectar no solo si un virus está presente, sino si es infeccioso, una distinción importante para contener la propagación viral.

El sensor contiene fragmentos de ADN especialmente diseñados con detección de nanoporos, para detectar virus infecciosos en minutos sin la necesidad de pretratar las muestras, los cuales demostraron su funcionamiento con dos virus clave que causan infecciones en todo el mundo: el adenovirus humano y el virus que causa COVID-19. Yi Lu, profesor emérito de química, y Benito Marinas, profesor de ingeniería civil y ambiental, codirigieron el trabajo con el profesor Lijun Rong de la Universidad de Illinois en Chicago; el profesor Omar Azzaroni, de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina; y María Eugenia Toimil-Molares, del Centro GSI Helmholtz de Investigación de Iones Pesados en Alemania. Informaron sus hallazgos en la revista Science Advances.


“El estado de infectividad es una información muy importante que nos puede decir si los pacientes son contagiosos o si un método de desinfección ambiental funciona”, dijo Ana Peinetti, la primera autora del estudio, quien realizó el trabajo mientras era investigadora postdoctoral en Illinois. Actualmente dirige un grupo de investigación en la Universidad de Buenos Aires. “Nuestro sensor combina dos componentes clave: moléculas de ADN altamente específicas y tecnología de nanoporos altamente sensible. Desarrollamos estas moléculas de ADN altamente específicas, denominadas aptámeros, que no solo reconocen los virus, sino que también pueden diferenciar el estado de infectividad del virus”, agregó.

El “estándar de oro” de la detección viral, las pruebas de PCR detectan material genético viral pero no pueden distinguir si una muestra es infecciosa o determinar si una persona es contagiosa. Esto puede hacer que sea más difícil rastrear y contener los brotes virales, dijeron los investigadores. “Con el virus que causa COVID-19, se ha demostrado que el nivel de ARN viral tiene una correlación mínima con la infectividad del virus. En la etapa inicial, cuando una persona está infectada, el ARN viral es bajo y difícil de detectar, pero la persona es altamente contagiosa. Cuando una persona se recupera y no es infecciosa, el nivel de ARN viral puede ser muy alto. Las pruebas de antígenos siguen un patrón similar, aunque incluso más tarde que el ARN viral. Por lo tanto, las pruebas de ARN viral y de antígenos son deficientes para informar si un virus es infeccioso o no. Puede resultar en un tratamiento retrasado o en cuarentena, o la liberación prematura de aquellos que aún pueden ser contagiosos”, precisó Lu.

Existen pruebas que detectan virus infecciosos, llamadas ensayos de placa, pero requieren una preparación especial y días de incubación para obtener resultados. El nuevo método de detección puede producir resultados en 30 minutos a dos horas, informan los investigadores, y dado que no requiere un tratamiento previo de la muestra, se puede usar en virus que no crecerán en el laboratorio. Ser capaz de distinguir los virus infecciosos de los no infecciosos y detectar pequeñas cantidades de muestras no tratadas que puedan contener otros contaminantes es importante no solo para el diagnóstico rápido de pacientes que se encuentran en la etapa inicial de la infección o que aún son contagiosos después del tratamiento, sino también para el monitoreo ambiental también, dijo Marinas.

“Elegimos el adenovirus humano para demostrar nuestro sensor porque es un patógeno viral emergente transmitido por el agua que preocupa en los Estados Unidos y en todo el mundo. La capacidad de detectar adenovirus infecciosos en presencia de virus convertidos en no infecciosos por los desinfectantes del agua y otras sustancias de fondo potencialmente interferentes en aguas residuales y aguas naturales contaminadas, proporciona un enfoque novedoso sin precedentes. Vemos potencial para que dicha tecnología brinde una protección más sólida del medio ambiente y la salud pública”, agregó Marinas.

“La técnica de detección podría aplicarse a otros virus, dicen los investigadores, modificando el ADN para apuntar a diferentes patógenos. Los aptámeros de ADN utilizados en el sensor se pueden producir fácilmente con sintetizadores de ADN ampliamente disponibles, de manera similar a las sondas de ARN producidas para las pruebas de PCR. Los sensores de nanoporos también están disponibles comercialmente, lo que hace que la técnica de detección sea fácilmente escalable”, completó Lu, ahora profesor en la Universidad de Texas en Austin.

Los investigadores están trabajando para mejorar aún más la sensibilidad y selectividad de los sensores, y están integrando sus aptámeros de ADN con otros métodos de detección, como varillas reactivas que cambian de color o sensores para trabajar con teléfonos inteligentes, para eliminar la necesidad de equipos especiales. Con la capacidad de distinguir los virus no infecciosos de los infecciosos, los investigadores dijeron que esperan que su tecnología también pueda ayudar a comprender los mecanismos de infección.

“Además, la tecnología de aptámeros podría desarrollarse aún más en plataformas multicanal para detectar otros patógenos virales emergentes transmitidos por el agua de preocupación para la salud pública y ambiental, como el norovirus y los enterovirus, o para variantes del virus que causa COVID-19″, concluyó Marinas.