Mes: marzo 2022
Conflicto Rusia – Ucrania: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La soberanía de Ucrania no puede cuestionarse. La invasión de Ucrania es ilegal y debe ser condenada. La movilización de civiles decretada por el presidente de Ucrania puede considerarse un acto desesperado, pero presagia una futura guerra de guerrillas. Putin debería tener en cuenta la experiencia de Estados Unidos en Vietnam: el ejército regular de un invasor, por poderoso que sea, acabará siendo derrotado si el pueblo en armas se moviliza contra él. Todo esto augura pérdidas incalculables de vidas humanas inocentes. Apenas recuperada de la pandemia, Europa se prepara para un nuevo desafío de proporciones desconocidas. La perplejidad ante ello no podría ser mayor.
La pregunta es: ¿cómo y por qué hemos llegado hasta aquí? Hace treinta años Rusia (entonces la Unión Soviética) salió derrotada de la Guerra Fría, se desmembró, abrió sus puertas a la inversión occidental, desmanteló el Pacto de Varsovia (el equivalente soviético de la OTAN), los países de Europa del Este se emanciparon de la subordinación soviética y prometieron democracias liberales en una amplia zona de Europa. ¿Qué ha pasado desde entonces para que Occidente vuelva a enfrentarse ahora a Rusia?
Dada la diferencia de poder entre Rusia y las potencias occidentales en 1990, la respuesta más inmediata apunta a que esto se debe a la absoluta ineptitud de los líderes occidentales para capitalizar los dividendos del colapso de la Unión Soviética. Sin duda, la ineptitud es evidente y define bien el comportamiento de la Unión Europea a lo largo de estos años. Ha sido incapaz de construir una base sólida para la seguridad europea que obviamente tendría que construirse con Rusia, y no contra Rusia, aunque solo fuera para honrar la memoria de cerca de veinticuatro millones de muertos, el precio que Rusia pagó para liberarse y liberar a Europa del yugo nazi.
Pero esta respuesta es insuficiente si tenemos en mente la política exterior de Estados Unidos en los últimos treinta años. Con el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos sintió que era el dueño del mundo, un mundo que finalmente era unipolar. Las potencias nucleares que podían amenazarlo fueron neutralizadas o eran amigas. Las ideas de correlación de fuerzas y de equilibrio de poderes desaparecieron de su vocabulario. Esta tranquilidad incluso llevó a algunos a predecir el fin de la OTAN por falta de propósito. Pero estaba Yugoslavia, el país que, tras el fin de la ocupación nazi en 1945, el general Tito había transformado en una federación de regiones (Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Serbia, Kosovo, Macedonia), un régimen que pretendía ser independiente tanto de la Unión Soviética como de Occidente. Con el apoyo entusiasta de Alemania, Estados Unidos pensó que era hora de que Yugoslavia colapsara. Los graves conflictos internos y las crisis financieras de la década de 1980 se utilizaron para fomentar la división y el odio. De ese modo, una región donde antes había florecido la convivencia interétnica e interreligiosa, se convirtió en un campo de odio.
La nueva guerra de los Balcanes, a principios de la década de 1990, se convirtió así en la primera guerra en suelo europeo después de 1945. Todos los contendientes cometieron una violencia inaudita, pero para Occidente los villanos fueron solo los serbios, todos los demás pueblos eran heroicos nacionalistas. Los países occidentales (Alemania a la cabeza) se apresuraron a reconocer la independencia de las nuevas repúblicas en nombre de los derechos humanos y la protección de las minorías. En 1991, Kosovo exigió en referéndum su independencia de Serbia y ocho años más tarde la OTAN bombardeó Belgrado para imponer la voluntad de los kosovares.
¿Cuál es la diferencia entre Kosovo y Donbass, donde las repúblicas étnicamente rusas celebraron referéndums en los que se pronunciaron a favor de la independencia? Ninguna, excepto que Kosovo fue apoyado por la OTAN y las repúblicas de Donbass son apoyadas por Rusia. Los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 preveían la gran autonomía de estas regiones. Ucrania se negó a cumplirlos. Por lo tanto, tales acuerdos fueron rotos mucho antes de que Putin hiciera lo mismo. ¿Cuál es la diferencia entre la amenaza a su seguridad que siente Rusia ante el avance de la OTAN y la «crisis de los misiles» de 1962, cuando los soviéticos intentaron instalar misiles en Cuba y Estados Unidos, amenazado en su seguridad, prometió defenderse con todos los medios, incluida la guerra nuclear?
La respuesta a la pregunta de cómo y por qué hemos llegado hasta aquí radica fundamentalmente en un error estratégico de Estados Unidos y de la OTAN: el de no haber visto que nunca estuvieron en un mundo unipolar dominado por ellos. Cuando terminó la primera Guerra Fría, China estaba creciendo, con el apoyo entusiasta de las empresas estadounidenses en busca de salarios bajos. Así germinó el nuevo rival estadounidense, y con él la nueva guerra fría en la que estamos entrando, potencialmente más grave que la anterior.
Apostados en no reconocer su declive, desde la caótica salida de Afganistán hasta el mediocre desempeño en la pandemia, Estados Unidos insiste en las escapadas hacia adelante, y en esa estrategia pretende arrastrar a Europa. Esta pagará una factura alta por lo que está pasando. La más alta de todas recaerá sobre Alemania, motor de la economía europea y único competidor verdadero de Estados Unidos. Es fácil concluir quién se beneficiará de la crisis que se avecina, y no me refiero solo a quién suministrará el petróleo y el gas.
A su vez, el intento de aislar a Rusia, especialmente a partir de 2014, se dirige sobre todo a China. Será otro error estratégico pensar que de esa manera se debilita a China. China acaba de declarar que no hay comparación posible entre Ucrania y Taiwán porque, para ella, Taiwán es territorio chino. La implicación es clara: para China, Ucrania no es territorio ruso. Pero pensar que se está creando una división entre China y Rusia es puro autoengaño.
No tengo ninguna duda de que un mundo multipolar regido por reglas de convivencia pacífica entre las grandes potencias es mejor que un mundo dominado exclusivamente por un solo país, porque si eso llega a suceder, será a costa de mucho sufrimiento humano. La invasión de Ucrania es inaceptable. Lo que no se puede decir es que no fue provocada. Rusia, como gran potencia que es, no debió dejarse provocar. ¿Será que la invasión de Ucrania es más una muestra de debilidad que de fuerza? Los tiempos venideros lo dirán.
* El sociólogo y ensayista portugués Boaventura de Sousa Santos es el gran pensador actual de los movimientos sociales, autor de una extensa obra en la que se destacan títulos como «Una epistemología del sur», «Democracia al borde del caos: Ensayo contra la autoflagelación» y «El fin del imperio cognitivo». Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal).
La desinformación en la guerra ruso-ucrania
Por Marcos Roitman Rosenmann


Veamos un ejemplo. España es un país perteneciente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En su territorio cohabitan fuerzas armadas estadunidenses y sus gobiernos se hayan atados a sus designios. Como parte de los acuerdos, tuvo a Javier Solana, socialista anti-OTAN en los años 80 del siglo pasado, como su secretario general. Hoy ocupa el cargo de comandante en jefe del Estado Mayor de la Unión Europea. Por otro lado, Josep Borrell, otro anti-OTAN en su juventud, funge como representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. En esta dinámica, la capacidad de crítica, la soberanía de España en temas de seguridad estratégica y defensa está hipotecada. Sólo cabe una dirección en los análisis, una visión de los conflictos y un enemigo, aquel que la OTAN y Estados Unidos señalen como tal: en este caso, Rusia. Pero no es sólo España la que asume el relato hegemónico de la OTAN y Estados Unidos: son todos los países aliados.
El encuadre político, las imágenes, los relatos de enviados especiales, las agencias de prensa de la guerra ruso-ucrania están sometidos a un férreo control de la OTAN y sus mandos, tanto políticos como militares. En su interior se despliega una estrategia, la opinión pública debe ser manipulada. Hay que ocultar hechos, borrar la historia, resaltar la crueldad de los invasores y la muerte de civiles haciendo hincapié en los desplazados, el llanto de las mujeres y los niños desorientados y con miradas perdidas. Todo sirve para justificar a unos y descalificar a otros. En este caso, Vladimir Putin, encarnación del mal, es un sicópata, un ser despreciable, ávido de sangre y muerte. Enfrente tiene a un hombre de bien, un demócrata, defensor de las libertades, un héroe de su patria que llama a resistir, tomar las armas y protegerse del invasor. El mal y el bien, confrontados. Europa, Occidente y la OTAN se identifican con el bien, toman partido. Imponen sanciones, llaman a boicotear actos deportivos, claman “no a la guerra” y piden solidaridad bajo el atento mirar de la OTAN, cuyo papel se presenta como mediador, no como parte de la guerra creada por sus estrategas. Todo es poco para combatir al lado de Ucrania y convertirla en víctima del imperialismo ruso, que busca reditar la guerra fría. El miedo de una amenaza rusa se pone sobre el tapete. El enemigo ha resurgido de sus cenizas.
Ni tanto ni tan poco. Ni Putin es un diablo ni Zelensky un santo. Ucrania ha sido utilizada por Occidente para sus espurios intereses: alterar la balanza de poder en la región. Lo que está en juego sobrepasa a Ucrania y destapa la farsa de Occidente: el coste en vidas humanas es irrelevante, son rusos y ucranios. Ni españoles ni alemanes ni británicos, franceses o belgas, tampoco estadunidenses. El gobierno de Joe Biden no tiene problemas para lanzar a Europa al campo de batalla. Es la comparsa que pone la cara, mientras Biden cubre sus vergüenzas. Bravuconería cuyas consecuencias las pagan, como de costumbre, los pueblos y las clases populares, mientras el complejo financiero militar tecnológico se frota las manos. Más fondos para armamentos y comisiones que irán a parar a los de siempre.
Los países occidentales y Estados Unidos han dejado que Ucrania se desangre. Han financiado grupos neofascistas, han patrocinado un golpe de Estado en 2014, han incumplido acuerdos de dotar de autonomía a las regiones rusoparlantes, han masacrado a su población. En un lustro, las cifras hablan de 15 mil asesinados a manos de las fuerzas de choque neofascistas y el ejército ucranio. El poder está en manos de una plutocracia sin escrúpulos. El hambre, la miseria y la desigualdad han aumentado exponencialmente. La OTAN ha surtido de armamento a las fuerzas de choque y, de paso, Ucrania se ha convertido en territorio de formación y adiestramiento paramilitar de los grupos de extrema derecha de la Unión Europea. Pero lo dicho ha desaparecido del análisis político. En esta guerra, como en todas, donde somos parte de uno de los bandos, se busca desinformar, manipular, mentir y poner todos los medios de propaganda al servicio de la desinformación de inteligencia en manos del estado mayor de guerra. Periodistas, políticos, académicos, sicólogos, militares, especialistas en relaciones internacionales y publicistas son una piña. No hay fisuras en el discurso. En esta lógica no aparece la historia, se desvanece en proclamas y en bloquear la información que ponga en duda el discurso oficial. Censura acompañada de presiones, emociones cerriles y descalificaciones. No hay espacio para reflexionar, para pensar y dudar de quienes fomentan la guerra.
Durante estos días, es posible saber que Ucrania ha sido invadida. Sin embargo, la explicación no se halla en el hecho, una verdad particularmente evidente; se encuentra en el devenir de acontecimientos que tienen larga data, décadas. Por ello no se puede caer en el maniqueísmo. El tiempo de la guerra debe ser ralentizado. Los acontecimientos fraguados por la OTAN, Estados Unidos y sus aliados europeos han supuesto una guerra que tendrá enormes consecuencias. Para revertir la deriva, hay que escuchar las propuestas de paz de Rusia. Las mismas que no se tuvieron en cuenta y podrían haber evitado la guerra. Cualquier intento de obviar esta realidad es un acto de hipocresía.
Conflicto Rusia – Ucrania: una segunda mirada
Por Atilio Borón
A medida que se extiende la ocupación rusa en Ucrania –y digo “ocupación” para usar el término aplicado a las invasiones que cuentan con la bendición de los poderes establecidos: ocupación de Irak, de Libia, de Siria, de los territorios palestinos, etcétera- se multiplican los interrogantes sobre la naturaleza y significado de esta operación. De partida se impone desechar por completo las supuestas “verdades” y “evidencias” aportadas por la prensa occidental desde sus naves insignias en Estados Unidos y Europa porque lo que difunden esos medios es una descarada propaganda. Claro, desde un punto de vista estrictamente militar es cierto que Rusia “invadió” a Ucrania. Pero como “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, recordaba von Clausewitz, ese despliegue militar debe ser calificado e interpretado en función de las premisas políticas que le otorgan su sentido. Esto es lo que trataremos de hacer a continuación.
Y esas premisas son muy claras: Rusia adoptó esta medida excepcional, y que en abstracto merece una condena, como respuesta a treinta años de ataques iniciados tras el derrumbe de la Unión Soviética. Hace ya un tiempo que Vladimir Putin con su habitual contundencia le dijo a los líderes occidentales: “ustedes no se contentaron con derrotar a Rusia en la Guerra Fría. Ustedes la humillaron”. La lucha política (y militar) no es un ejercicio abstracto o un concurso de gestos o frases retóricas. Por eso lo que en un cómodo plano de la intelección las cosas se presentan con una claridad absoluta y sin fisuras en la fragorosa lucha en el barro y sangre de la historia la “invasión” de marras aparece con un significado completamente distinto: como la reacción defensiva ante un hostigamiento interminable e injustificado. Una vez desintegrada la URSS Rusia disolvió el Pacto de Varsovia, estableció un régimen político al estilo de las democracias europeas, restauró con métodos mafiosos un capitalismo profundamente oligárquico, abrió su economía a los capitales extranjeros e incluso jugó con la idea de incorporarse a la OTAN. Sin embargo, pese a todo ese esfuerzo de adaptación al consenso ideológico-político occidental Rusia igual siguió siendo considerada como un actor aberrante en el sistema internacional, al igual que en los tiempos soviéticos, como una enemiga de la cual hay que protegerse y, al mismo tiempo, evitar que se proteja porque si la seguridad internacional es algo no negociable para Estados Unidos y sus aliados europeos tal privilegio no se le reconoce a Rusia.
La operación militar lanzada contra Ucrania es la consecuencia lógica de una injusta situación política, o el punto final ante lo que Boaventura de Sousa Santos diagnosticara como “la absoluta ineptitud de los líderes occidentales” para darse cuenta que no hay ni habrá seguridad europea si ésta no se garantiza también para Rusia. Ineptitud de un liderazgo europeo merecedor también de otros calificativos: miopes, corruptos, ignorantes y sumisos hasta la ignominia frente al hegemonismo estadounidense que no dudará en librar nuevas guerras en Europa o en su antejardín del Oriente Medio cuantas veces convenga a sus intereses.
Esta falencia a nivel de liderazgo los ha llevado primero a despreciar o subestimar a Rusia (expresando una difusa rusofobia que no pasa desapercibida para muchos rusos) y después a demonizar a Putin, proceso en el cual Joe Biden llegó a excesos inimaginables en el campo de la diplomacia. En efecto, en plena campaña electoral y para demostrar su actitud dialoguista lo caracterizó como el jefe de una “cleptocracia autoritaria”. En una nota publicada poco después del golpe de estado del 2014 Henry Kissinger, criminal de guerra, pero a diferencia de Biden profundo conocedor de las realidades internacionales, escribió en cambio que “Putin es un estratega serio, en línea con las premisas de la historia rusa” pese a lo cual en Occidente ha sido objeto de una sistemática subestimación. Y remata su razonamiento diciendo que “para Occidente, la demonización de Vladimir Putin no es una política; es una coartada para cubrir la ausencia de una política.” En ese mismo artículo, altamente recomendable para la izquierda posmoderna cada día más confundida, tanto en Latinoamérica como en Europa, el ex Secretario de Estado de Nixon aporta una reflexión necesaria para comprender la excepcionalidad de la crisis ucraniana. Es que para los rusos “Ucrania nunca podrá ser un país extranjero. La historia de Rusia comienza en lo que se conoce como Kievan-Rus”. Y es por esto que aún tan agrios disidentes del sistema soviético como Alexander Solzhenitsyn y Josep Brodsky “insistían en señalar que Ucrania era una parte integral de la historia rusa, y por lo tanto de Rusia.” Ninguno de los líderes de Occidente parece tener la menor idea de este legado histórico, decisivo para comprender que Putin haya trazado la “línea roja” de la OTAN precisamente en Ucrania.
Estas referencias, que parecen alentar una actitud escapista o negacionista ante el horror del momento actual son imprescindibles para comprender el conflicto y, eventualmente, resolverlo. Por eso conviene leer lo que en 2014 escribiera un internacionalista estadounidense, John Mearsheimer, cuando Washington montó en conjunción con las bandas nazis el golpe de estado que derrocó al legítimo gobierno de Víktor Yanukóvich. En ese artículo el profesor de la universidad de Chicago dijo que la crisis ucraniana y la recuperación de Crimea realizada por Putin es “culpa de Occidente”, de su torpe manejo de las relaciones con Moscú. Añadía también que cualquier presidente de Estados Unidos habría reaccionado con violencia si una potencia como Rusia hubiera precipitado un golpe de estado en un país fronterizo, digamos México, depuesto a un gobierno amigo de Washington e instalado en su lugar a un régimen profundamente anti-americano. (Why the Ukraine crisis is the West fault”, en Foreign Affairs, Vol. 93, Nº 5, Septiembre-Octubre 2014).
En suma: las apariencias no siempre revelan la esencia de las cosas, y lo que a primera vista parece ser una cosa –una invasión- mirada desde otra perspectiva y teniendo en cuenta los datos del contexto puede ser algo completamente distinto.
“Cuba aboga por una solución que garantice la seguridad y soberanía de todos”

Declaración del Gobierno Revolucionario
El empeño estadounidense en continuar la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de la Federación de Rusia, ha conducido a un escenario, con implicaciones de alcance impredecible, que se pudo evitar.
Son conocidos los movimientos militares realizados por los Estados Unidos y la OTAN en meses recientes hacia regiones adyacentes a la Federación de Rusia, precedidos de la entrega de armas modernas a Ucrania, lo que de conjunto equivale a un cerco militar progresivo.
No resulta posible examinar con rigor y honestidad la situación actual de Ucrania, sin valorar detenidamente los justos reclamos de la Federación de Rusia a los Estados Unidos y la OTAN y los factores que han conducido al uso de la fuerza y la no observancia de principios legales y normas internacionales que Cuba suscribe y respalda con todo vigor y son referencia imprescindible, particularmente para los países pequeños, contra el hegemonismo, los abusos de poder y las injusticias.
Cuba es un país defensor del Derecho Internacional y comprometido con la Carta de las Naciones Unidas, que siempre defenderá la paz y se opondrá al uso o amenaza de la fuerza contra cualquier Estado.
Lamentamos profundamente las pérdidas de vidas de civiles inocentes en Ucrania. El pueblo cubano ha tenido y tiene una relación entrañable con el pueblo ucraniano.
La historia exigirá responsabilidad al gobierno de los Estados Unidos por las consecuencias de una doctrina militar crecientemente ofensiva fuera de las fronteras de la OTAN, que amenaza la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales.
Se refuerzan nuestras preocupaciones con la decisión recién adoptada por la OTAN, de activar, por primera vez, la Fuerza de Respuesta de esa alianza militar.
Fue un error ignorar durante décadas los fundados reclamos de garantías de seguridad por parte de la Federación de Rusia y suponer que ese país permanecería inerme ante una amenaza directa a su seguridad nacional. Rusia tiene derecho a defenderse. No es posible conseguir la paz cercando ni acorralando a los Estados.
El proyecto de resolución sobre la situación en Ucrania no aprobado en el Consejo de Seguridad el 25 de febrero, que será presentado a la Asamblea General, no fue concebido como una contribución real a la búsqueda de soluciones a la actual crisis.
Por el contrario, se trata de un texto desbalanceado, que no toma en cuenta las legítimas preocupaciones de todas las partes involucradas. Tampoco se reconoce la responsabilidad de los que instigaron o desplegaron acciones agresivas que precipitaron la escalada de este conflicto.
Abogamos por una solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual crisis en Europa, por medios pacíficos, que garantice la seguridad y soberanía de todos, así como la paz, la estabilidad y la seguridad regional e internacional.
Cuba rechaza la hipocresía y el doble rasero. Debe recordarse que Estados Unidos y la OTAN en 1999 lanzaron una agresión de gran envergadura contra Yugoslavia, país europeo que fragmentaron, con un alto costo en vidas, en función de sus objetivos geopolíticos, desconociendo la Carta de la ONU.
Los Estados Unidos y algunos aliados han utilizado la fuerza en múltiples ocasiones. Invadieron Estados soberanos para provocar cambios de régimen e intervienen en los asuntos internos de otras naciones que no se pliegan a sus intereses de dominación y que defienden su integridad territorial e independencia.
Son también los responsables de la muerte de cientos de miles de civiles, que denominan “daños colaterales”; de millones de desplazados y de vasta destrucción en toda la geografía de nuestro planeta como resultado de sus guerras de rapiña.
«El crimen de #Cuba es su exitoso desacato a las políticas estadounidenses»: Noam Chomsky, en The Belmarsh Tribunal
– En contra de décadas de evasivas, hay una ilustración dramática de la tortura a Cuba durante sesenta años, incluyendo la guerra terrorista de John F. Kennedy contra Cuba, que casi desemboca en una guerra nuclear en 1962 y el aplastante bloqueo, al que fuertemente se opone prácticamente todo el mundo, incluso la gran mayoría de los estadounidenses.

Cuando la Unión Soviética se derrumbó y retiró su limitado apoyo a Cuba, la ilusión errónea se derrumbó con ella, y Estados Unidos impuso medidas aún más brutales para aplastar a Cuba con Clinton y Bush.
Las falsas justificaciones fueron diseñadas para convencer al público en general y se encuentran en documentos internos, que son admirablemente francos sobre las razones reales de la tortura a Cuba, las cuales se explican en los documentos clasificados de los años 1960 de Kennedy y Johnson.
El crimen de Cuba se llama «su exitoso desacato a las políticas estadounidenses que se remontan a la Doctrina Monroe de 1823», la cual declaró el derecho de Washington a dominar el hemisferio, un principio que se extendió mucho más luego de la Segunda Guerra Mundial.
Acabamos de conmemorar el 20 aniversario de uno de los mecanismos utilizados para estrangular a Cuba, el control de las instalaciones navales de la Bahía de Guantánamo, vitales para el desarrollo de Cuba. Guantánamo fue robada a Cuba a punta de pistola en 1903 como parte del sistema para mantenerla como una colonia virtual, luego de que Estados Unidos interviniera para impedir la liberación de Cuba del dominio español.
Los esfuerzos de Cuba por recuperar Guantánamo han sido ignorados. Durante muchos años, se utilizó de forma ilegal para retener a los asiáticos que huían del terror y la miseria generada por Estados Unidos. Hace veinte años, la Administración Bush lo convirtió en una de las cámaras de tortura más horrendas del mundo, que sigue reteniendo a víctimas torturadas y sin cargos.
La información sobre todo esto y otros innumerables asuntos fue proporcionada a los estadounidenses y al público mundial por WikiLeaks, un crimen que no será perdonado, ya que el poder empieza a evaporarse cuando se expone a la luz del sol.
Miami dinero sucio: Un libro sin cuentos de ficción (+Fotos)
El Instituto Cubano del Libro presentó este sábado “Miami dinero sucio”, obra literaria del destacado periodista e investigador cubano Hedelberto López Blanch.
Presentaron esta publicación de la Editorial Ciencias Sociales, Gerardo Hernández Nordelo, Coordinador Nacional de los CDR, exprisionero en los EEUU y Héroe de la República de Cuba; Ernesto Soberón Guzmán, Director General de Asuntos Consulares y Atención a los cubanos en el exterior; y Hedelberto López Blanch, autor de “Miami dinero sucio”.
El libro narra historias reales y “recoge diversas formas y vías utilizadas por los emigrados cubanos en EEUU, sobre todo de las primeras generaciones llegadas a la Florida después del triunfo de la Revolución, para conformar fortunas personales, por vías ilegales en la mayoría de los casos”, destacó Ernesto Soberón.
De “especial relevancia” -calificó Soberón-, «la información centrada en los miles de millones de dólares del gobierno de EEUU, puestos en manos de la contrarrevolución, directamente o a través de la CIA, o agencias como la USAID y la NED”. Expuso como ejemplo la creación por parte de la CIA de más de 50 empresas en la Florida durante la Operación Mangosta puestas en manos de la contrarrevolución cubana.

El intelectual consideró necesaria y oportuna la lectura de este libro para los jóvenes cubanos en el contexto actual. “Brinda elementos desde una perspectiva histórica, que permite explicar aspectos que caracterizan las relaciones actuales entre Cuba y EEUU”, como también expone los nexos de un pequeño pero muy poderoso grupo de cubanos en ese país con los principales activistas de la oposición en la isla.
López Blanch en “Miami dinero sucio”, teje con pluma de oro conversaciones con exiliados cubanos, largas horas de estudio e investigación en el corazón de las bibliotecas estadounidenses, una exquisita colección de diarios y archivos de las Cortes Civil y Penal de Miami.
La exhaustiva y larga investigación en suelo norteamericano permite que esta obra destape el oscuro final que adquieren muchos de los “patrimonios familiares”. Forjados del narcotráfico y negocios turbios (corrupción), esta fortuna cubano-americana que en no pocas ocasiones conduce a su antojo desde la elección de un senador u otro alto cargo político, como la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba.
A los Cinco Héroes Cubanos exprisioneros en los EEUU les tocó vivir más de 15 años de su vida dentro de la mafia que manipuló sus juicios y las infinitas sentencias que les aplicaron. Gerardo Hernández Nordelo, -quien escribió el prólogo de esta obra-, describió la coincidencia de estar prisión con algunos de los más famosos personajes que se mencionan en el libro, con la gran diferencia de que éstos salían impunes de causas como lavado de dinero, tráfico de drogas y corrupción, mientras que Gerardo cumplía injusta condena por evitar ataques terroristas a Cuba.

Reconoció Gerardo, que “Miami dinero sucio” es un Miami desconocido para muchas de las personas que sueñan con encontrar un mejor futuro por aquellas tierras, incluso desconocido para los propios estadounidenses. Donde un sector de su población se considera el ombligo del mundo y superior a inmigrantes de otras nacionalidades.
Michel Torres Corona, director de la Editorial Nuevo Milenio y conductor del programa de TV Con Filo, -presente en el público-, consideró que lo más importante del libro es la reflexión que lleva a los lectores de que esa mafia de Miami es una suerte de espejo de lo que hubiese sido Cuba si no triunfara la Revolución en el 59.
Pues el texto retrata a la ultraderecha de origen cubano, enemigos del gobierno de la isla, entre éstos los tristemente célebres hermanos Días-Balart, y la familia Mas, y cómo estos, los más extremistas de esa emigración. Desde los primeros momentos contaron con el apoyo de las distintas administraciones norteamericanas, y han influenciado en las relaciones de EEUU contra Cuba a lo largo de la historia.
«Es innegable que el despegue económico de Miami y las grandes fortunas individuales se impulsaron por el tráfico de droga, el lavado de dinero y los robos de dinero federal que se entrega a hospitales, al Medicare y a otras obras sociales», -afirmó López Blanch.
El Héroe Cubano Gerardo Nordelo describe al finalizar el prólogo:
«En ocasiones se nos ha criticado por emplear en Cuba el término «Mafia de Miami» para referirnos a algunos de los cubanoamericanos que ostentan el poder político y económico en esa urbe. En las paginas de este libro, que, por demás, está escrito con un lenguaje que hace muy amena y comprensible su lectura, se demuestra que no hay la mas mínima exageración en el uso de esa frase. «Miami dinero sucio» es una obra que debe ser leída por cubanos de aquí y de allá, e incluso por personas de otros países que se preguntan cómo esa ciudad de hermosas playas y mucha gente buena, puede también ser el epicentro del odio anticubano que durante más de medio siglo ha provocado a los habitantes de esta isla tantos sacrificios, dolor y pérdidas de vidas.»
En las páginas de «Miami dinero sucio» se encuentran muchas de las respuestas.
“No fue Moscú quien inició las acciones militares, sino Kiev que atacó a Donbass durante ocho años”: ministro de Defensa ruso
No fue Moscú quien inició las acciones militares, sino Kiev que atacó a la población de Donbass durante ocho años, declaró este lunes el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, durante una rueda de prensa.
“Rusia no comenzó las hostilidades. Rusia las está finalizando”, afirmó Konashénkov, recordando que “la guerra del régimen de Kiev y el exterminio sistemático de los habitantes de Donbass se prolongan desde hace ocho años”. El alto funcionario destacó que durante todos estos años de “guerra” llevada a cabo por Kiev “más de 14.000 personas murieron”.
“Teníamos que poner fin a las interminables amenazas del régimen de Kiev contra Rusia”, resumió el portavoz de la cartera de Defensa, subrayando que Moscú “lo logrará”.
También indicó que todas las localidades que se encuentran actualmente bajo el control de las fuerzas rusas “siguen viviendo su vida con normalidad”, mientras funciona toda la infraestructura de medios de subsistencia, así como el transporte.
Asimismo, el vocero del Ministerio de Defensa de Rusia informó que el Ejército de la República Popular de Lugansk avanzó 23 kilómetros y tomó el control de las localidades de Nóvaya Ástrajan y Borovénki, al tiempo que las fuerzas de la República Popular de Donetsk, «continuando con la ofensiva, completan el bloqueo de Mariúpol».
- El pasado jueves, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció “una operación militar especial para defender Donbass”. En un mensaje especial a los ciudadanos rusos, el mandatario detalló que el objetivo del operativo es «proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años».
- El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que las Fuerzas Armadas rusas apuntan a la infraestructura militar ucraniana y no atacan ni a las tropas rendidas ni a la población civil.
OTAN descarta la posibilidad de establecer zona de exclusión área sobre Ucrania
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, descartó en una entrevista con la NBC News la posibilidad de establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania por parte de las fuerzas de la alianza militar.
“Tenemos la responsabilidad de garantizar que el conflicto no se salga de control y se intensifique aún más, convirtiéndose en una guerra a gran escala en Europa”, señaló Stoltenberg.
Moscú y Kiev delimitan ciertas posiciones comunes y acuerdan una segunda reunión
Las delegaciones de Rusia y Ucrania se dirigen de regreso a sus respectivas capitales para realizar consultas después de las negociaciones que ambas partes mantuvieron este lunes en la provincia bielorrusa de Gómel.
El asesor presidencial Vladímir Medinski, quien encabezó la delegación rusa, manifestó que los representantes de Moscú y Kiev “encontraron algunos puntos sobre los que es posible pronosticar posiciones en común”.
Y adelantó que la próxima reunión se celebrará los próximos días en la frontera bielorruso-polaca.
A su vez, el asesor del jefe de la Oficina presidencial, Mijaíl Podolyak, aseguró que el objetivo principal de los contactos cara a cara fue el cese del fuego en Ucrania.
Y manifestó que durante la reunión, Moscú y Kiev establecieron una serie de temas prioritarios sobre los cuales se han delimitado “ciertas decisiones”.
En opinión del jefe del Comité de la Duma Estatal ruso sobre las relaciones internacionales, Leonid Slutsky, quien formó parte de la delegación rusa, “es importante que las partes se están escuchando entre ellas”.
El parlamentario manifestó durante el encuentro que se han discutido los temas del cese del fuego y la desmilitarización de Ucrania, entre otros.
Rusia ante la ONU plantea que ellos tendieron su mano y fue arrogantemente rechazada por la OTAN
El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, afirmó este lunes en una reunión extraordinaria de la Asamblea General del organismo que las acciones de Moscú devuelven los principios de la Carta de la ONU a la región de Donbass y Ucrania, evitando una guerra mundial.
Nebenzia denunció que las autoridades ucranianas “evitaron sistemática y cínicamente la aplicación de los Acuerdos de Minsk” y “bombardearon zonas residenciales de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk día tras día”, matando a la población civil.
“Las autoridades ucranianas, que en los últimos tiempos han sido activamente armadas y empujadas por varios Estados, han estado bajo la ilusión de que con la bendición de supervisores occidentales pueden lograr una solución militar al problema de Donbass”, lamentó.
“Sencillamente, no tenemos derecho a hacer que el pueblo de Donbass siga sufriendo”, aseveró el representante ruso, agregando que se requería “un dialogo directo” entre Kiev y Donbass, pero Ucrania no estaba dispuesta a “tal dialogo”.
En ese contexto, Nebenzia destacó que la operación especial militar en Ucrania es la aplicación de Moscú de su derecho a la autodefensa tras las declaraciones de Kiev sobre cuestiones nucleares.
“Nuestra mano tendida fue arrogantemente rechazada por la OTAN”, resumió Nebenzia y subrayó que los países occidentales tienen un papel importante en “inflar la crisis ucraniana”.
- El pasado jueves, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció “una operación militar especial para defender Donbass”.
- El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que las Fuerzas Armadas rusas apuntan a la infraestructura militar ucraniana y no atacan ni a las tropas rendidas ni a la población civil.
Estados Unidos declara personas no gratas a 12 empleados de la misión rusa ante la ONU
Estados Unidos ha declarado personas no gratas a 12 empleados de la representación rusa ante la ONU y les ha requerido que abandonen el país antes del 7 de marzo próximo, según ha informado el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia.
“Acabo de recibir información de que las autoridades estadounidenses han emprendido otra acción hostil contra la misión rusa ante la ONU, en flagrante violación de sus obligaciones como país donde tiene su sede la ONU. Nos han comunicado que 12 personas de la misión rusa han sido declaradas personas no gratas y deben abandonar EE.UU. antes del 7 de marzo”, declaró Nebenzia en rueda de prensa en Nueva York.
Detalló que se trata de diplomáticos que trabajaban en la sede de la organización.
“EE.UU. acaba de visitar la misión rusa y nos ha entregado una nota en la que se nos ordena cumplir este requisito”, agregó el representante.
Recordó que la parte rusa había discutido con el secretario general de la ONU la cuestión de arbitraje con EE.UU., “que viola flagrantemente sus obligaciones como anfitrión”.
“Todavía no se ha hecho nada al respecto, pero me parece que ha llegado el momento”, subrayó.
(Con información de RT)