Mes: febrero 2022
Ciudadanía cubana en el exterior contribuirá a la construcción colectiva del nuevo Código de las Familias
Así trascendió en conferencia conferencia de prensa del director de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ernesto Soberón Guzmán, realizada este miércoles en el Centro de Prensa Internacional.
En ese sentido, el funcionario informó que la Cancillería habilitó un portal en el sitio http://www.nacionyemigracion.cu, desde donde los ciudadanos cubanos que se encuentran por diversas razones fuera del país podrán expresar sus crietrios sobre el proyecto de Código de las familias y enviar sus propuestas de modificaciones al texto de la normativa.
A través de la interface habilitada en Nación y Emigración, los cubanos podrán acceder también al texto del proyecto de Código de las familias, para su estudio e interpretación.
Soberón puntualizó que no se limita la cantidad de veces que la persona pueda acceder al sitio y plasmar su criterio, y para ello tampoco se tendrá en cuenta su estatus migratorio, solo su condición de ciudadano cubano.
Reveló que se han realizado pruebas desde los 123 países donde existe representación consular cubana para comprobrar la efectividad de este mecanismo informático, y su accesibilidad desde computadoras de escritorio y desde todo tipo de dispositivos móviles, por lo que puede reafirmarse que “están creadas todas las condiciones para que los cubanos en el exterior participen en el proceso de consulta popular”, que se realiza hasta el 30 de abril próximo.
De acuerdo con Soberón, este ejercicio tiene como antecedente la participación de los cubanos residentes en el exterior en el debate sobre la nueva Constitución de la República efectuado en 2018, lo cual “ratifica el carácter democrático y participativo de ambos procesos de consulta popular”.
Para ilustrar esta afirmación, el directivo del Minrex dijo que en el 2018 se recibieron criterios de ciudadanos cubanos radicados en más de 130 países y el 40% de esas opiniones quedaron incluidas en el texto final de la Constitución que posteriormente se aprobó.
“Cuba cuenta con 140 consulados y oficinas consulares en 123 países, por tanto, en su momento, recibimos incluso opiniones de cubanos radicados en países donde no existe representación diplomática de la Isla”, añadió Soberón.
El director general de la DACCRE enfatizó que en aquel momento se cumplió con el objetivo de facilitar a los nacionales en el exterior su participación en el debate popular que se estaba desarrollando; objetivo que igualmente se pretende cumplir en esta oportunidad.
“La participación de los cubanos residentes en el exterior contribuirá a la creación colectiva del nuevo Código, cuyo objetivo fundamental es lograr la unidad de la célula fundamental de la sociedad que es la familia, siguiendo el precepto martiano de “Con todos y para el bien de todos”, sostuvo Soberón.
Explicó que este nuevo proyecto de Código “incluye la dimensión transnacional de la familia cubana, un elemento novedoso, a tono con políticas migratorias que favorecen los viajes de los cubanos en un sentido u otro, a partir del desarrollo de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones, del incremento de la conectividad y el acceso a internet en Cuba y el mundo”.
“Según las estadísticas, desde el 2013 —cuando se implementó la actualización más profunda de la política migratoria cubana— hasta la fecha, se registran más de cinco millones de salidas de cubanos al exterior y más de tres millones de viajes de cubanos en el exterior hacia Cuba. Durante estos diez años la tendencia en ambos casos ha sido al incremento de los viajes, con un impacto negativo en el periodo 2020-21 debido a la pandemia de covid-19.
“Esta presencia creciente de cubanos en el exterior por diferentes motivos y por diferentes periodos de tiempo hace aún más necesario que se creen las condiciones que faciliten a nuestros nacionales la participación en la consulta popular del Código de las familias”, afirmó.
¿Qué significado tiene para Cuba la participación de sus nacionales en el exterior en el proceso de consulta popular sobre el Código de las familias?
A esta interrogante de Cubadebate, el director general de la DACCRE respondió que “la actualización de la política migratoria cubana ha tenido como objetivo estrechar los lazos entre Cuba y sus ciudadanos residentes en el exterior, como parte de un proceso continuo e irreversible.
“Este proceso iniciado en 1978 no ha estado exento de complejidades a partir de la existencia aún hoy de un grupo minoritario de cubanos en el exterior que se oponen a la Revolución, con una capacidad de influencia y de poder real, sobre todo en el stablishment de EE.UU..
“Se ha trabajado en la creación de la confianza tras años de distanciamiento, en la solución de temas migratorios que posibiliten el flujo de viajeros cubanos en un sentido u otro, y en la actualización de normativas que contribuyen a que se creen mayores y más diversos vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior, incluso en el ámbito económico y comercial.
“Se promueve la participación de los cubanos que residen en otros países en el desarrollo económico de la nación, y también en el desarrollo de procesos sociopolíticos como el debate sobre la nueva Constitución y, ahora, sobre el Código de las familias.
“Existe un interés creciente de los cubanos residentes en el exterior de participar en todos estos procesos”, subrayó.
Según Soberón, si se revisan las acciones tomadas en estos 44 años se pueden constatar los esfuerzos del Gobierno cubano para fortalecer y diversificar las relaciones con sus nacionales en el exterior, para facilitar los viajes de los cubanos en ambos sentidos y fortalecer la comunicación de acuerdo con las condiciones y posibilidades de cada momento.
“No cabe duda de que la participación de los cubanos en el exterior contribuirá a este ejercicio democrático para la elaboración de un Código de las familias más moderno, que aborda la dimensión transnacional de la familia cubana y busca de fortalecer el vínculo y la comunicación entre sus integrantes”, concluyó.
Firman contrato para producción de fertilizantes con tecnología cubana Universidad de La Habana y empresa canadiense Zeolite

La directora general de la Fundación de Innovación y Desarrollo de la alta casa de estudios, Vilma Hidalgo, agradeció en la inauguración del acto a su contraparte por la confianza en el producto Nerea, con base en la zeolita de la isla, según expertos de la mejor calidad del mundo.
La doctora en Ciencias destacó además el trabajo y la perseverancia en más de 35 años de un equipo del Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales (IMRE), perteneciente a la UH, para que “ese fertilizante llegue a la agricultura del país y tenga un impacto”.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el presidente de IZC, Mark Pearlman, aseveró que este es el principio de una colaboración para solucionar problemas medioambientales y demostrar en Norteamérica la contribución que Cuba ha hecho.
Afirmó sentirme muy emocionado, calificó de importante la meta para la compañía, pues “el producto Nerea desarrollado aquí permitirá a los agricultores cultivar más comida, alimentar a mayor número de personas, por menos dinero”.
La directora IMRE-UH, Nancy Martínez, consideró la firma con la prestigiosa entidad canadiense como un éxito de la fundación universitaria pero también de la nación, a partir del llamado del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, de respaldar las acciones en la Ciencia e Innovación.
Entre los objetivos de la norma suscrita está preparar las bases para la inversión extranjera en la mayor de las Antillas, en la industria de los fertilizantes en particular y la expansión hacia el mercado canadiense.
El doctor en Ciencias Gerardo Rodríguez, quien junto con el ingeniero Lorenzo Rivero concibiera Nerea en 1987, comentó a esta agencia que laborarán en breve en paralelo, para arrancar una producción piloto en Canadá en busca del registro en aquellas condiciones.
Mientras, añadió el especialista, la planta cubana lleva dos años en un contrato de cooperación de la UH con Geominera Oriente, en Holguín, pero familia de fertilizantes y sustratos de liberación controlada tienen una demanda insatisfecha.
Nerea, que posibilitó la conformación de la industria cubana de zeolitas, traslada al material zeolítico los nutrientes requeridos por las plantas en la cantidad y proporciones óptimas, fundamentalmente nitrógeno, fósforo y potasio.
El 31 de marzo de 2021, el sitio web de la IZC confirmó que las entidades involucradas formalizaron oficialmente el Contrato de Validación y Registro de Productos Nerea para cultivos de invernaderos en Canadá y Norteamérica.
El desborde virtual del Departamento de Estado y su oficina en La Habana

En los últimos meses ha sorprendido tanto a los cibernautas cubanos, como a los diplomáticos extranjeros residentes en Cuba, la manera desembozada en que tanto el Departamento de Estado desde Washington, como su embajada en La Habana, han incorporado a su rutina diaria al emisión de juicios y opiniones sobre la realidad interna cubana, que publican y reiteran sin ningún pudor. Aunque la práctica ha abarcado a varias plataformas, se ha hecho más presente en Twitter, la que se supone que es menos popular que Facebook, pero donde teóricamente están más presentes funcionarios de gobierno, académicos y decisores de diversa índole.
Este ejercicio digital, que ahora tiene más intensidad que durante el desorden de Trump, empezó a hacerse más presente en la misma medida en que los soñadores del fin de la Revolución Cubana sintieron que los estragos de la pandemia de la COVID19, de conjunto con el daño provocado por las medidas coercitivas unilaterales (bloqueo), causarían un estallido social en Cuba.
El Departamento de Estado y su representación diplomática en La Habana dejaron sus huellas por todas partes en los sucesos anteriores y posteriores al 11 de julio, pero aún así tuvieron cierto recato en aquellos días, para impedir ser vistos como los manejadores directos de los “manifestantes”. En la medida en que los días fueron pasando y los “líderes” de aquellos eventos fueron comprando boletos de avión para radicarse al exterior y se descalificaron de forma pública entre ellos, los burócratas estadounidenses desde el Potomac se sintieron en la necesidad de consumar un mayor protagonismo, lo cual se hizo traumático mientras se acercaba la fecha del 20 de noviembre (que después fue 15).
Para este último espectáculo habían vendido entradas a altos precios y enfrentaban el peligro de que no hubiera puesta en escena, como en efecto sucedió. Ocurrió el hecho más temido por los titiriteros: se cae la escenografía del guiñol y el público infantil ve finalmente que las marionetas no tienen vida propia, sino que son manejadas por otros.
Hasta hoy no se conoce si las principales apuestas sobre el probable holocausto antillano se hicieron desde La Habana, o en Washington. Lo cierto que desde el Departamento de Estado se enviaron pronósticos a la Oficina del Consejero de Seguridad Nacional y de ahí a la Casa Blanca. Este intercambio intenso de memos y propuestas, trajo como resultado la apertura de las arcas de la USAID y, sobre todo a partir de septiembre del 2021, empezaron a fluir más fondos para comprar videos, declaraciones, comentarios en blogs y cuanta otra tramoya fuera necesaria para presentar al mundo y a la opinión pública estadounidense un estado de cosas virtual sobre Cuba.
Después de todo, si un alto por ciento de la población estadounidense aún considera que las elecciones presidenciales del 2020 fueron “robadas” delante de sus narices, cómo no pensar que un por ciento similar tomara como verdad el cintillo de que el pueblo cubano se había sublevado y que los que no lo hicieron fueron contenidos por la represión. Si durante cuatro años el Departamento de Estado insistió en que sonidos inexistentes crearon enfermedades imposibles de diagnosticar en su personal diplomático en La Habana, y mucha gente lo creyó, entonces cómo no asimilar que el gobierno cubano atacaría a su propia gente, con un poquito de reiteración.
Y en esta circunstancia las autoridades estadounidenses dieron muestras, una vez más, que el entramado multilateral que ha construido la humanidad para poder sobrevivir les resulta útil, sólo si avala la existencia de un único polo de poder. ¿Convención de Viena?, ¿respetar los asuntos internos de otros países?, ¿observar los límites de la soberanía de otros?, pequeños detalles.
Y así, a teatro vacío, los funcionarios del DOS (por sus siglas en inglés) se han quedado tocando en Twitter la partitura que estaba escrita para terceros. La diferencia con otras crisis construídas en varios países es que en aquellas la infantería ha sido local y la artillería ha actuado desde lo lejos. Pero en este caso, los conspiradores se quedaron casi sin infantería y han tenido ellos mismos que asumir ese papel, aunque sea de forma virtual.
De nuevo, a falta de evidencias, pruebas, grabaciones y fotos, los tuits de la división del hemisferio occidental del Departamento de Estado han llenado ese espacio. Por cierto, la escasez de fotos que sustentaran sus teorías fue resuelta de una manera magistral: usar como suyas, para apoyar la tesis de la rebelión, las fotos que testificaron masivamente el apoyo de la mayoría del pueblo cubano a sus autoridades. Para ellos no es robo, eso se llama tomar prestado sin conocimiento del dueño.
Pero cuando alguien decide olvidar las normas a las que se obligan los servicios diplomáticos de todos los países, se pasa por alto también que en dicho ejercicio se practica todos los días la reciprocidad. ¿Qué habría sucedido si algún representante oficial cubano, o simplemente un ciudadano de ese origen se hubiera involucrado en las manifestaciones por el asesinado de George Floyd?, ¿qué conmoción habría causado que un cubano, fuera agricultor o artesano, hubiera estado presente en la barrida policial del parque Lafayette justo frente a la Casa Blanca, durante el 2020?. Por cierto, si hubo ciudadanos de origen cubano presentes en los hechos del 6 enero del 2021 en el Capitolio, pero eran miembros de la organización Proud Boys, quienes antes y después de aquellos hechos fueron a mostrar su masculinidad ante la embajada cubana con obscenidades y gestos abrasivos.
Es decir, con su actuación irresponsable en las redes sociales, y en especial en Twitter, la cancillería estadounidense y sus empleados han abierto de par en par una puerta para que otros puedan hacer lo mismo respecto a sus problemas internos. Pero Cuba no ha hecho uso de esa oportunidad, ni lo hará, por respeto a las normas de convivencia internacional y, más aún, por respeto a aquellos que han luchado por la reivindicación de sus derechos en aquel país durante décadas, de manera genuina y sin necesidad de los guíen o dirijan desde el exterior.
Pero el antecedente quedará reflejado para la academia, o para terceros que en el futuro les podrán decir: de qué te quejas si le hiciste lo mismo a los cubanos. Son los riesgos que se corren cuando la arrogancia se deborda.
Además de la ocurrencia del hecho en sí, resulta interesante apreciar su calidad. Cuando de manera mecánica se reiteran básicamente los mismos textos, cuando el copia y pega entre el Departamento de Estado y su embajada es tan evidente, cuando las contradicciones entre cifras y supuestas fuentes casi no hay que explicarlas, entonces cabe preguntar si el que incurre en tales errores lo hace simplemente por falta de capacidad creativa, o para demostrar que están “cumpliendo una indicación”. Y ciertamente esa duda nos queda.
Lo otro es construir una llamada “línea del tiempo” para principiantes, la cual en si misma desacreditaría a las fuentes de los mencionados bombardeos digitales. La citada división de asuntos del hemisferio occidental, que teóricamente atiende y se conmueve por lo que sucede en más de 30 naciones y territorios, ha enmudecido de manera reiterada en momentos en que se han producido asesinatos masivos en la región, cuando se ha atacado el orden constitucional en varios países, cuando carteles de narcotraficantes han estremecido ciudades enteras, cuando se han descubierto tumbas masivas, o ante las barbaridades cometidas por traficantes de personas. Al parecer esas son realidades inherentes del sistema democrático que promueven junto a sus servidores de la secretaría de la OEA, en los que no es necesario reparar porque no son noticia. Pero para Cuba hay otras normas.
Sin embargo, los que dominan las técnicas para comprender qué sucede realmente en las redes se fijan en otros detalles interesantes. Cuántos retuits han generado estos mensajes abrasivos e irrespetuosos contra Cuba, cuántos likes (o me gusta), cuantas impresiones (veces que un contenido se ha visto), cuántas interacciones de los internautas. Todos estos datos, tomados en su conjunto, demostrarían que el irrespeto por la soberanía de otros ha sido estéril, la atención generada con la repetición goebbleliana de los contenidos ha sido mínima, si nos atenemos a los totales de la población en Cuba, en EE UU y mundial, incluso de Hialeah.
No se puede evitar que el subconsciente compare este ejercicio con lo sucedido meses después de la derrota estadounidense en Playa Girón (Bay of Pigs para ellos). La CIA (y no hemos hablado de la agencia en este texto) había instalado meses ante en la Isla de Swan una emisora de radio (no hay que agregar que ilegalmente), la cual debía garantizar con su propaganda que el pueblo agredido de Cuba recibiera con los brazos abiertos a los miembros de la Brigada 2506, popularmente conocidos como mercenarios. El caso es que ya derrotados estos y bajo custodia de las autoridades cubanas, Radio Swan seguía emitiendo llamados a “quemas los cañaverales” y a “avanzar sobre la capital”. Es difícil no recordar el antecedente.
Lo otro es que la burocracia estadounidense como promedio no está bien pagada en comparación con los salarios del mundo no oficial. Hay funcionarios, a veces al final de sus carreras, que se preocupan por su jubilación y vida futura, razón por la que a veces ponen un énfasis en sus actuaciones, más allá de lo que explica la racionalidad común. Y es que en eso de ser muy enfático en los ataques contra Cuba, con un gozo específico y más allá de las instrucciones, también viene a la memoria el caso de James Cason, un ex jefe de oficina de intereses en La Habana, quien a inicios de este siglo se caracterizaba por su estridencia, que lo marginó incluso respecto al resto de los diplomáticos residentes en La Habana. En reiteradas ocasiones funcionarios extranjeros y visitantes se preguntaban la razón de su actuación, más cuando sabían que no tenía la más mínima posibilidad de ascenso en el ranking diplomático estadounidense. Y la explicación vino después de su partida: Cason aspiró y fue electo al cargo de alcalde Coral Gables, Florida, emporio de los remanentes de la rancia burguesía cubana y otros que no lo fueron pero aspiraban.
Y por favor, no considerar que este caso es único ni esporádico. Varios años antes de Cason, el Sr Dennis Hayes, que había sido nada más y nada menos que Coordinador del Buró Cuba en el Departamento de Estado, fue contratado por la Fundación Nacional Cubano Americana como jefe de su oficina en Washington. Dicho de otra manera, cuando se trata de la “causa” contra Cuba, con frecuencia las líneas de la decencia se cruzan, los códigos de ética (de existir) no se cumplen, y es difícil saber quién le paga el salario a quién y decir en definitiva quién es el boss (jefe).
Mienten con alevosía y después se dicen cristianos

En todas las religiones de este mundo mentir es un pecado, pero parece que quienes fabrican campañas comunicaciones contra Cuba lo olvidan, pues el dinero es su credo y para satanizar la Revolución los presupuestos son bien elevados para llenar los bolsillos de muchos.
La ética profesional de periodistas y editores de diarios, televisoras y agencias de noticias no existe cuando les pagan para conformar mentiras, principalmente contra países con gobiernos no aceptables para Estados Unidos, mientras silencian crímenes, abusos policiales, despidos masivos, racismo y maltrato a inmigrantes, en naciones que califican como “democracias ejemplares”.
Un claro ejemplo de mentiras y tergiversaciones, lo expuso recientemente la revista británica The Economist, al publicar un supuesto estudio que mide ciertos indicadores para calificar la democracia en el mundo, por supuesto, manipulados a su antojo para desinformar a los lectores y fabricar una imagen nefasta de los gobiernos que no se someten a los dictados de Washington
Entre los parámetros que dicen haber “estudiado” están el proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política democrática y libertades civiles, otorgándole a Cuba “el segundo país con peor democracia en Latinoamérica”, calificación risible, si tomamos en cuenta los procesos que viven otras naciones del área, donde la corrupción es autóctona en las elecciones con la compra de votos, sistemas de cómputos no fiables, ausencia de cultura política por una buena parte de los ciudadanos que no saben leer, ni tienen acceso a los debates políticos, la fuerte represión contra los que poseen ideas de izquierda y gobernar es una fuente de enriquecimiento personal.
Por supuesto, la lista de los no democráticos la encabeza Venezuela, lo que indica quiénes están detrás del mencionado estudio.
Llama la atención que la afamada revista no mencione los países con un sistema capitalista salvaje que ha llevado al atraso y la miseria a millones en este mundo, ni señale el execrable golpe de Estado que prepararon los yanquis contra Evo Morales, presidente constitucional de Bolivia, con la confabulación de la OEA, para imponer a una “presidenta” que violó la decisión popular, masacró a los que protestaron, endeudó al país en solo once meses, quiso entregar las riquezas naturales al capital extranjero e incumplió la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas y consulares.
Tampoco señalan el proceso político en Ecuador, las violaciones cometidas por el presidente Lenin Moreno, ni las de Brasil con el golpe a la presidenta Dilma Rousseff y contra Luis Ignacio Lula, a quien acusaron falsamente, encarcelándolo para evitar su participación en las elecciones.
Silencio absoluto respecto al traslado de capitales personales a paraísos fiscales, de los presidentes de Chile y Ecuador, la corrupción política generalizada en Colombia, donde pensar diferente se paga con la vida, ni las salvajes represiones policiales en Chile, Ecuador y Colombia, unido al encarcelamiento de miles de jóvenes que reclaman una vida mejor, muchos de ellos hoy ciegos por las balas de goma que lanza la policía.
El acceso a la educación, la salud, el empleo y la seguridad de los ciudadanos está ausente de ese “profundo estudio” de la revista The Economist, parámetros que miden la calidad de vida de los pueblos y la verdadera democracia que significa la voluntad popular.
Tal parece que aquellos que se prestaron para acusar a Cuba, se olvidaron decir que en 1976 la nueva Constitución fue aprobada por el voto positivo del 97.7 % de los electores, sin policías armados en los colegios electorales, represión callejera ni robo de urnas y que en el 2002 hubo un referéndum popular donde el 99 % de los electores cubanos ratificaron esa Constitución.
Similar proceso se llevó a cabo en el 2019, para analizar a nivel de cada barrio de la Isla, el nuevo proyecto constitucional, donde todos los ciudadanos pudieron proponer adicionar, eliminar o modificar sus artículos, previo al proceso de aprobación, con la participación en las urnas del 90,59 %, algo que no sucede en otros países, incluidos los Estados Unidos que tienen un alto por ciento de abstencionismo y posee una Constitución de casi tres siglos, necesitada de modificaciones, entre ellas la democratización del arcaico sistema electoral que dio lugar al bochornoso escándalo del 2020.
En las elecciones de Cuba, los candidatos no son postulados por ningún Partido político, ni gana el que más dinero recaude entre los patrocinadores, como sucede en otros países, que después lo cobran en “favores” económicos y políticos.
El pueblo cubano tiene una amplia cultura política, conoce y opina sobre todos los temas de la vida interna e internacional. Quienes lo duden pueden visitar el país para comprobarlo, algo que impiden los yanquis al prohibirles a sus ciudadanos la libertad de viajar a Cuba.
Los gobernantes cubanos, a diferencia de otros del mundo, se reúnen con los ciudadanos periódicamente, visitan los barrios, hablan con sus pobladores, intercambian criterios con estudiantes, artistas religiosos, científicos, obreros y campesinos, algo que no hacen otros que jamás sales de sus lujosos despachos, entre ellos el de Estados Unidos.
La pandemia de la COVID-19 fue crucial en el mundo y los dirigentes cubanos demostraron el carácter democrático de la Revolución, al reunirse diariamente para analizar el comportamiento de la misma, las soluciones científicas y necesidades de recursos humanos y técnicos, logrando estimular a los científicos para la creación en tiempo récord de cinco candidatos vacunales, tres de ellos convertidos en vacunas que posibilitaron el control de los contagios, al vacunar a casi el 90 % de la población y registrarse hoy menos de mil casos diarios en toda la Isla.
En medio de la pandemia ningún cubano quedó sin empleo y fueron subsidiados por el Estado, aquellos que no pudieron trabajar por el cierre de los centros de trabajo, especialmente el sector artístico, demostrando las ventajas del sistema socialista, para molestia de quienes demonizan a la Revolución cubana.
Los yanquis, en medio de la pandemia, continúan con su implacable y genocida guerra económica, comercial y financiera, con el marcado propósito de impedir la satisfacción de las necesidades del pueblo y culpar al socialismo de ser un “sistema fallido”, incitan y financian protestas callejeras, grupos contrarrevolucionarios y provocaciones de todo tipo, con la participación de su embajada en La Habana.
Llama la atención que la revista británica no menciona que, solo el 41% de los estadounidenses aprueba el desempeño del presidente Joe Biden, ni califique al sistema electoral yanqui, donde se elige al presidente por un colegio y no directamente por los ciudadanos.
Tampoco expone los debates entre los candidatos presidenciales, en los cuales se ofenden mutuamente, dejando en un segundo plano las necesidades y reclamos del pueblo.
Respecto al robo ilegal de la información privada de los ciudadanos por parte de los Servicios de Inteligencia británicos y norteamericanos, con el empleo de sofisticados sistemas informáticos, la famosa revista The Economist no lo contempla como una acción que viola la democracia y libertad del pueblo, porque eso coloca a ambas naciones en el primer lugar de quienes pisotean los derechos humanos, la democracia y la dignidad de las personas.
A darle clases de democracia a otros, porque los cubanos saben leer y pensar gracias a la Revolución que tanto odian los yanquis.
Razón tiene José Martí al expresar:
“No hay cosa más ciega y levantisca que las preocupaciones”.
(Tomado de Cubainformación)