En la encuesta de esta primera revista digital, los votantes consideran en un 31,8 por ciento que los turistas deciden viajar a Cuba por la tranquilidad ciudadana, seguido en 22,4 por la calidad de sus playas, 16,8 la belleza natural de sus paisajes, 13,1 el carisma y solidaridad del pueblo, 9,3 los valores culturales y patrimoniales, y 6,5 la historia de la nación.
Atractivos para venir a Cuba

Durante la década de los años 70 del siglo pasado, no eran pocas las personas nacidas o no en Trinidad que consideraban esa villa fundada por los colonizadores españoles en 1514 como una ciudad privilegiada para convertirla en el escenario turístico que es actualmente.
No creo que en ese tiempo se haya hecho alguna encuesta entre la población, pero a juzgar por las conversaciones recordadas, la mayoría apostaba por la preservación de las construcciones como el factor más atractivo para vacacionistas foráneos.
Quizás esa haya sido también una de las razones por la cual los lugareños gustan de que le llamen a Trinidad una ciudad detenida en el tiempo, y se emocionan ante elogios por el estado de conservación y restauración de las empedradas calles, las fachadas y los interiores de las edificaciones cualesquiera que sean sus usos pasados o presentes.
Por supuesto que las tradiciones y la historia local en el contexto nacional también estaban incluidas entre los ingredientes para aspirar a un auge turístico que a no pocos visitantes les pareció exagerado, sobre todo en aquel año en que todo estaba volcado hacia los cortes de caña para intentar producir 10 millones de toneladas de azúcar.
Cuando parecía imposible que a la zafra se le pudiera extraer un camión para cargar madera con vistas a la restauración de una obra patrimonial, los trinitarios lograban desviar el medio de transporte y conseguir los materiales.
Si entonces podía resultar impensable que un grupito de pintores (así les decían a los restauradores por aquella época en el lugar) no integrara una brigada habitual o eventual de corte de caña, en esa sureña ciudad espirituana se consideraba imprescindible a esos restauradores que pacientemente restablecían el aspecto original de las obras pictóricas ocultas bajo varias capas de cal y pintura en añejas paredes.
Casi medio siglo después es muy difícil recordar detalles de una charla, pero en el entonces recién inaugurado Museo Romántico ubicado frente a la Plaza Mayor de Trinidad, en una conversación espontánea donde tomaba la palabra quien sintiera la necesidad de expresarse en el momento, hubo alguien que soltó un razonamiento al cual nadie tomó en serio, pues no hubo comentarios sobre el tema.
En esencia, una fugaz intervención dijo (no textual): Lo que más va a atraer turistas es la cantidad de disparates que están diciendo de Cuba, y con eso la gente va decir: si eso es tan infierno como dicen, voy a ir a conocer al Diablo.
¿Cuántos habrían votado hoy en la encuesta por ese motivo si se hubiera incluido la comprobación de tantas exageraciones que se dicen sobre Cuba y los cubanos?
13 mayo, 2019 en 8:22 am
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