Estados Unidos lleva 60 años pronosticando la caída de la Revolución cubana, esa que nunca quisieron dejarla triunfar, tal y como expresaron el director de la CIA, Allen Dulles, y el propio presidente, Dwight Eisenhower, en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional el 23 de diciembre de 1958.
Para su amargura, Fidel Castro entró triunfante en La Habana en enero de 1959 y a pesar de decenas de planes de la CIA y crueles medidas aprobadas por la Casa Blanca y el Congreso yanqui, Cuba lleva más de medio siglo venciendo las acciones planificadas y ejecutadas para que vuelva a los brazos del imperio.