La tarde de la entrevista, diluvió en La Habana. Hasta en la salita
anexa a sus oficinas en el Palacio de la Revolución, donde se
improvisó el set, los truenos y el resplandor de las descargas
eléctricas se sentían con tal intensidad, que por momentos su voz se
hizo imperceptible y temimos lo peor: que los micrófonos no captaran
las respuestas y tuviéramos que suspender el encuentro más esperado
por nuestro equipo desde que surgió el espacio “En persona”.
Por suerte, la tormenta se desató cuando ya había avanzado el diálogo
hasta el punto de romper el mito de que “Ramiro Valdés no da
entrevistas.”