A partir de 1868, durante nuestras luchas por la independencia, en el Ejército Libertador se apreciaron los primeros esfuerzos por alfabetizar a los mambises. En 1923 Julio Antonio Mella planteó llevar la alfabetización a todo el país y crear la Universidad Popular. A finales de 1953, durante la prisión por los sucesos del Moncada, Fidel Castro organizó la Academia Ideológica Abel Santamaría. En la etapa insurreccional contra la tiranía batistiana, el Ejército Rebelde fomentó la alfabetización de los combatientes y los campesinos. Al triunfo de la Revolución en 1959, la tarea de enseñar a leer y escribir adquirió máxima prioridad en una nación donde había un 23,6 % de analfabetismo.
El 26 de septiembre de 1960, en el XV Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro se comprometió a erradicar el analfabetismo de Cuba en un año. Muchos no creyeron posible el cumplimiento de esa compleja tarea en tan poco tiempo y frente a tantas agresiones, pero con el apoyo del pueblo la Revolución cumpliría este compromiso, que después continuó adelante con nuevos programas en materia de enseñanza y cultura.
Dos días más tarde, durante una concentración popular frente al Palacio Presidencial para recibir a Fidel a su regreso de la ONU, en una calle aledaña, varios elementos contrarrevolucionarios hicieron explotar tres petardos. En medio de una aclamación popular expresando consignas revolucionarias, Fidel señaló: “¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros creamos cien escuelas en nuestros campos! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros convertimos un cuartel en una escuela!”.1
En octubre fue creada la Comisión Nacional de Alfabetización presidida por el ministro de Educación doctor Armando Hart e integrada por Mario Díaz como coordinador nacional, Raúl Ferrer como vicecoordinador, María de los Ángeles Periú en la dirección técnica, Virgilio Gómez en las estadísticas, y Leonte Guerra en las finanzas. Comenzaban a levantarse los cimientos de una obra que trataría de ser frustrada por los enemigos de la Revolución.
En los cines 23 y 12, y La Rampa estallaron dos explosivos que causaron cuantiosos daños materiales. Unos días después mediante la Ley No. 890 del Consejo de Ministros pasaron a manos del Estado siete fábricas de papel, una imprenta y 11 cines. Fidel declaró durante una conferencia en el espacio televisivo Ante la Prensa, que ya habían sido cumplidos los objetivos de libertad y justicia social trazados en el Programa del Moncada enunciado en la historia me absolverá, y añadió que la Revolución entraba en una nueva etapa.
El 19 de octubre el Gobierno norteamericano decretó un “embargo parcial” de sus exportaciones hacia Cuba, pero el Gobierno Revolucionario continuó adelante con nuevos programas de desarrollo económico y social. Ese mismo día mediante la Resolución No. 529 del Ministerio de Educación se organizó un curso de adaptación al medio rural en la zona de San Lorenzo, en la Sierra Maestra, para los que optaban para ocupar 708 aulas rurales en Oriente.